Ciencias Sociales

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    Finitud y mediación. La cualidad en la Lógica de Hegel

    Finitud y mediación. La cualidad en la Lógi...

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    El título refiereal concepto de cualidad según Hegel lo desarrolla en su . La finitud del ser-ahí y la mediación infinita de la autoconciencia son concebidas a través del desarrollo de la cualidad. Mediante el despliegue de sus tres capítulos, ser, ser-ahí y ser-para-sí, Hegel medita el devenir de la idea con el poder de autodeterminación de la autoconciencia.La Doctrina del ser empieza con la sección dedicada a la cualidad. De este modo se da inicio a la transformación de la metafísica moderna y se abre el curso de la filosofía del siglo veinte. En este sentido cabe ubicar a la no detrás de lo que llamamos filosofía contemporánea, sino en ella o más allá de ella. Parafraseando a Rilke, quien ha dicho que las obras de arte gozan de una infinita soledades posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucciónFinitud y mediación refiereal concepto de cualidad según Hegel lo desarrolla en su . La finitud del ser-ahí y la mediación infinita de la autoconciencia son concebidas a través del desarrollo de la cualidad. Mediante el despliegue de sus tres capítulos, ser, ser-ahí y ser-para-sí, Hegel medita el devenir de la idea con el poder de autodeterminación de la autoconciencia.La Doctrina del ser empieza con la sección dedicada a la cualidad. De este modo se da inicio a la transformación de la metafísica moderna y se abre el curso de la filosofía del siglo veinte. En este sentido cabe ubicar a la no detrás de lo que llamamos filosofía contemporánea, sino en ella o más allá de ella. Parafraseando a Rilke, quien ha dicho que las obras de arte gozan de una infinita soledades posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucción al concepto de cualidad según Hegel lo desarrolla en su . La finitud del ser-ahí y la mediación infinita de la autoconciencia son concebidas a través del desarrollo de la cualidad. Mediante el despliegue de sus tres capítulos, ser, ser-ahí y ser-para-sí, Hegel medita el devenir de la idea con el poder de autodeterminación de la autoconciencia.La Doctrina del ser empieza con la sección dedicada a la cualidad. De este modo se da inicio a la transformación de la metafísica moderna y se abre el curso de la filosofía del siglo veinte. En este sentido cabe ubicar a la no detrás de lo que llamamos filosofía contemporánea, sino en ella o más allá de ella. Parafraseando a Rilke, quien ha dicho que las obras de arte gozan de una infinita soledades posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucciónCiencia de la Lógica. La finitud del ser-ahí y la mediación infinita de la autoconciencia son concebidas a través del desarrollo de la cualidad. Mediante el despliegue de sus tres capítulos, ser, ser-ahí y ser-para-sí, Hegel medita el devenir de la idea con el poder de autodeterminación de la autoconciencia.La Doctrina del ser empieza con la sección dedicada a la cualidad. De este modo se da inicio a la transformación de la metafísica moderna y se abre el curso de la filosofía del siglo veinte. En este sentido cabe ubicar a la no detrás de lo que llamamos filosofía contemporánea, sino en ella o más allá de ella. Parafraseando a Rilke, quien ha dicho que las obras de arte gozan de una infinita soledades posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucciónLa Doctrina del ser empieza con la sección dedicada a la cualidad. De este modo se da inicio a la transformación de la metafísica moderna y se abre el curso de la filosofía del siglo veinte. En este sentido cabe ubicar a la no detrás de lo que llamamos filosofía contemporánea, sino en ella o más allá de ella. Parafraseando a Rilke, quien ha dicho que las obras de arte gozan de una infinita soledades posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucciónLógica no detrás de lo que llamamos filosofía contemporánea, sino en ella o más allá de ella. Parafraseando a Rilke, quien ha dicho que las obras de arte gozan de una infinita soledades posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucciónParafraseando a Rilke, quien ha dicho que las obras de arte gozan de una infinita soledades posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucción, es posible decir que lapor contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucción Ciencia de la Lógica, por contener cuestiones de las llamadasinactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucción inactuales, goza en este tiempo de una asombrosa actualidad. Con este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucciónCon este libro, el autor deja sentado que al pensamiento de Hegel le es tan caro el concepto de sistema como a éste la necesidad de desistir de sus principios. De este modo, despliegue y disolución, cierre y apertura, método y comienzo, son términos que indican los extremos del pensamiento especulativo. Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucción Por ello no es extraño que junto a la pintura gris de aquellos que hoy en día superpongan fines sobre fines, resurja la necesidad de retornar a Hegel a la hora de pensar un nuevo comienzo. Todo esto parece quedar expresado en la frase que Hegel supo acuñar en los primeros años de Jena: El comienzo de toda filosofía es su destrucción Más información

  2. Sartre contra Sartre

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    La figura de Sartre nunca ha dejado de suscitar polémicas y su muerte tampoco sirvió para volver a la calma ya que es el intelectual francés más estudiado del siglo XX. El pensamiento de Sartre se propone como un proyecto que, sin renunciar a la universalidad, permanece fuertemente anclado a lo singular. Esta peculiaridad, presente en todos sus escritos, señala un itinerario que va de la filosofía a la narrativa pasando por la política, el teatro, la crítica literaria, el cine, el arte. En cada ocasión, la particularidad específica del trabajo está cargada de una pluralidad de indicios.Este conjunto de artículos trabaja en esa brecha. Piensa contra la estela de lo pensado y reconoce su estilo que mediante la rebelión atenta contra la integridad del pensamiento totalizador. No es un texto sobre Sartre. No aclara, explica, ni divulga. Aquí la filosofía se instituye como tarea crítica. Se lo demuestra en forma de ensayos alrededor de los modos en que Sartre apuntó, por ejemplo, a la conciencia y su modo intencional, esa proyección hacia el futuro que desemboca en la consideración de que el ser tiene como único fundamento la libertad. O ese deseo que implica el movimiento de la mala fe y la dimensión de responsabilidad que implica el ser para otros de la conciencia.Pero también se trata de hoy en la Argentina, luego de entrados en el tercer milenio, cuando retomar la palabra sartreana es antes que nada no temer a alguien que provoca escribiendo sobre un marginal a quien llama Mártir Jean Genet y proclamando que la verdad del mundo sólo es vista por los excluidos de él. Precisamente eso es lo que el texto produce como efecto. Lo que lo hace. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio.Este conjunto de artículos trabaja en esa brecha. Piensa contra la estela de lo pensado y reconoce su estilo que mediante la rebelión atenta contra la integridad del pensamiento totalizador. No es un texto sobre Sartre. No aclara, explica, ni divulga. Aquí la filosofía se instituye como tarea crítica. Se lo demuestra en forma de ensayos alrededor de los modos en que Sartre apuntó, por ejemplo, a la conciencia y su modo intencional, esa proyección hacia el futuro que desemboca en la consideración de que el ser tiene como único fundamento la libertad. O ese deseo que implica el movimiento de la mala fe y la dimensión de responsabilidad que implica el ser para otros de la conciencia.Pero también se trata de hoy en la Argentina, luego de entrados en el tercer milenio, cuando retomar la palabra sartreana es antes que nada no temer a alguien que provoca escribiendo sobre un marginal a quien llama Mártir Jean Genet y proclamando que la verdad del mundo sólo es vista por los excluidos de él. Precisamente eso es lo que el texto produce como efecto. Lo que lo hace. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio.Pero también se trata de hoy en la Argentina, luego de entrados en el tercer milenio, cuando retomar la palabra sartreana es antes que nada no temer a alguien que provoca escribiendo sobre un marginal a quien llama Mártir Jean Genet y proclamando que la verdad del mundo sólo es vista por los excluidos de él. Precisamente eso es lo que el texto produce como efecto. Lo que lo hace. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio. Más información
  3. Cambios y continuidades. Una mirada a los mú...

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    La mirada que articula este texto se detiene en los múltiples procesos sociales, políticos, ideológicos y económicos de la historia contemporánea. Haciendo especial hincapié en los hitos jurídicos e institucionales que se cristalizaron en la Revolución Francesa y aún continúan. El texto aquí presente no concentra su interés únicamente en los acontecimientos europeos sino en el análisis sincrónico de los procesos mundiales, incluidos los latinoamericanos.Se propone así, construir una red que permite entender a los actores políticos, las ideas motoras, los proyectos que cada época se constituyeron como hegemónicos y que fomentaron la estabilidad o promovieron una revolución.Haciendo especial hincapié en los hitos jurídicos e institucionales que se cristalizaron en la Revolución Francesa y aún continúan. El texto aquí presente no concentra su interés únicamente en los acontecimientos europeos sino en el análisis sincrónico de los procesos mundiales, incluidos los latinoamericanos.Se propone así, construir una red que permite entender a los actores políticos, las ideas motoras, los proyectos que cada época se constituyeron como hegemónicos y que fomentaron la estabilidad o promovieron una revolución.Se propone así, construir una red que permite entender a los actores políticos, las ideas motoras, los proyectos que cada época se constituyeron como hegemónicos y que fomentaron la estabilidad o promovieron una revolución. Más información
  4. Los tiempos Modernos. Del capitalismo a la gl...

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    A mediados del siglo XIX, la Argentina emprendió su proceso definitivo de organización nacional. En la definición de las características de la nueva sociedad existieron ganadores y perdedores, sectores que se beneficiaron de las nuevas condiciones existentes para enriquecerse y obtener enorme poder y grupos que fueron condenados al exterminio o a una lenta marcha hacia la desaparición. Producto de ese crudo pragmatismo, los proyectos más exitosos entre los que intentaron imaginar el nacimiento de una nación, forjada por la síntesis entre el estéril vientre del desierto con la barbarie y las promisorias expectativas que abría el progreso, se limitaron a definir un modelo de país dependiente de los grandes centros económicos y políticos internacionales, en el que una dirigencia decidida a jugar el papel de socio minoritario de la burguesía inglesa apostaba sus fichas a enriquecerse rápidamente, apropiándose de las riquezas que sus socios mayores estuvieran dispuestos a concederle.A partir de la década de 1930, el modelo deseable de nación fue puesto en cuestión, sin que resultará posible definir un firme consenso básico para ninguna alternativa precisa. Sin embargo, los argumentos aplicados al debate, y los cursos de acción adoptados tanto para bien como para mal, jamás rehusaron buscar una legitimación en las enseñazas de la historia nacional y universal.Por el contrario, desde hace bastante tiempo esta sociedad marcha a la deriva: las recetas abstractas de los garúes económicos y los organismos de crédito internacional sólo han conseguido provocar inéditos índices de miseria, desigualdad, concentración de la riqueza, desempleo y una evidente desvirtuación de la matriz democrática de la comunidad.Habitualmente, el camino para salir del fango es mucho más doloroso y laberíntico que el que conduce hacia él. Los tiempos modernos traen consigo la necesidad de afrontar un complejo desafío, del que dependerá el futuro como sociedad integrada y democrática. El conocimiento de los procesos históricos universales constituye una herramienta esencial para emprender este desafío. En el presente libro se apunta a difundir algunos elementos de juicio fundamentales para alimentar tan indispensable debate.Producto de ese crudo pragmatismo, los proyectos más exitosos entre los que intentaron imaginar el nacimiento de una nación, forjada por la síntesis entre el estéril vientre del desierto con la barbarie y las promisorias expectativas que abría el progreso, se limitaron a definir un modelo de país dependiente de los grandes centros económicos y políticos internacionales, en el que una dirigencia decidida a jugar el papel de socio minoritario de la burguesía inglesa apostaba sus fichas a enriquecerse rápidamente, apropiándose de las riquezas que sus socios mayores estuvieran dispuestos a concederle.A partir de la década de 1930, el modelo deseable de nación fue puesto en cuestión, sin que resultará posible definir un firme consenso básico para ninguna alternativa precisa. Sin embargo, los argumentos aplicados al debate, y los cursos de acción adoptados tanto para bien como para mal, jamás rehusaron buscar una legitimación en las enseñazas de la historia nacional y universal.Por el contrario, desde hace bastante tiempo esta sociedad marcha a la deriva: las recetas abstractas de los garúes económicos y los organismos de crédito internacional sólo han conseguido provocar inéditos índices de miseria, desigualdad, concentración de la riqueza, desempleo y una evidente desvirtuación de la matriz democrática de la comunidad.Habitualmente, el camino para salir del fango es mucho más doloroso y laberíntico que el que conduce hacia él. Los tiempos modernos traen consigo la necesidad de afrontar un complejo desafío, del que dependerá el futuro como sociedad integrada y democrática. El conocimiento de los procesos históricos universales constituye una herramienta esencial para emprender este desafío. En el presente libro se apunta a difundir algunos elementos de juicio fundamentales para alimentar tan indispensable debate.A partir de la década de 1930, el modelo deseable de nación fue puesto en cuestión, sin que resultará posible definir un firme consenso básico para ninguna alternativa precisa. Sin embargo, los argumentos aplicados al debate, y los cursos de acción adoptados tanto para bien como para mal, jamás rehusaron buscar una legitimación en las enseñazas de la historia nacional y universal.Por el contrario, desde hace bastante tiempo esta sociedad marcha a la deriva: las recetas abstractas de los garúes económicos y los organismos de crédito internacional sólo han conseguido provocar inéditos índices de miseria, desigualdad, concentración de la riqueza, desempleo y una evidente desvirtuación de la matriz democrática de la comunidad.Habitualmente, el camino para salir del fango es mucho más doloroso y laberíntico que el que conduce hacia él. Los tiempos modernos traen consigo la necesidad de afrontar un complejo desafío, del que dependerá el futuro como sociedad integrada y democrática. El conocimiento de los procesos históricos universales constituye una herramienta esencial para emprender este desafío. En el presente libro se apunta a difundir algunos elementos de juicio fundamentales para alimentar tan indispensable debate.Por el contrario, desde hace bastante tiempo esta sociedad marcha a la deriva: las recetas abstractas de los garúes económicos y los organismos de crédito internacional sólo han conseguido provocar inéditos índices de miseria, desigualdad, concentración de la riqueza, desempleo y una evidente desvirtuación de la matriz democrática de la comunidad.Habitualmente, el camino para salir del fango es mucho más doloroso y laberíntico que el que conduce hacia él. Los tiempos modernos traen consigo la necesidad de afrontar un complejo desafío, del que dependerá el futuro como sociedad integrada y democrática. El conocimiento de los procesos históricos universales constituye una herramienta esencial para emprender este desafío. En el presente libro se apunta a difundir algunos elementos de juicio fundamentales para alimentar tan indispensable debate.Habitualmente, el camino para salir del fango es mucho más doloroso y laberíntico que el que conduce hacia él. Los tiempos modernos traen consigo la necesidad de afrontar un complejo desafío, del que dependerá el futuro como sociedad integrada y democrática. El conocimiento de los procesos históricos universales constituye una herramienta esencial para emprender este desafío. En el presente libro se apunta a difundir algunos elementos de juicio fundamentales para alimentar tan indispensable debate.En el presente libro se apunta a difundir algunos elementos de juicio fundamentales para alimentar tan indispensable debate. Más información
  5. Cuerpos, géneros, identidades. Estudio de Hi...

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    Una historia de las mujeres desde la perspectiva de género consistente supone la historización de la diferencia sexual. Implica por ello lo político, lo social, lo económico, lo cultural. Todas estas distinciones, que denotan zonas de eficacia de la realidad no pueden separarse de aspectos de la acción social como de los referidos críticamente por la teoría de género. Por esto, una limitación al terreno discursivo es, sin duda, un recorte parcial de esta problemática, y no incide adecuadamente en la abigarrada complejidad de las prácticas. Estas discusiones poseen un interés teórico e historiográfico directo, pero también una implicancia política. La autora pretende intervenir en un debate cuyos marcos no se han consolidado.Por esto, una limitación al terreno discursivo es, sin duda, un recorte parcial de esta problemática, y no incide adecuadamente en la abigarrada complejidad de las prácticas. Estas discusiones poseen un interés teórico e historiográfico directo, pero también una implicancia política. La autora pretende intervenir en un debate cuyos marcos no se han consolidado. Más información
  6. Ensayos sobre la verdad

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    El enigma de la verdad atraviesa todos los tiempos y todas las culturas. La historia nos ha mostrado sobradamente que la confrontación entre distintas creencias sobre la verdad pone en juego la identidad de los individuos y los pueblos, la guerra y la paz, la vida y la muerte, la libertad o la opresión, la igualdad o la injusticia.La Grecia antigua dio origen a la filosofía como un saber destinado a resolver los enigmas de la realidad. De ella nacieron las ciencias como las ramas de un árbol. Ahora que las ciencias y las tecnologías parecen haber recreado el mundo a través del conocimiento, los grandes interrogantes sobre el destino humano siguen vigentes. La tarea filosófica no ha terminado.Los ensayos que aquí se presentan, además de tratar las teorías de la verdad de distintos autores, ponen en evidencia que no hay modelos de pensamiento únicos, que la humanidad busca resolver sus problemas por distintos caminos. Pese a que la ambición suprema de las ciencias es descubrir conceptos y teorías con validez absoluta, la epistemología contemporánea revela también que el ser humano está condenado a buscar permanentemente la verdad, pues las teorías son refutables.Los pensadores seleccionados representan distintos intentos por brindar interpretaciones convincentes sobre la verdad, la realidad, la libertad, la vida y otros temas cruciales. Ellos han abierto caminos para que las sociedades sean participes de la más profunda aventura de la humanidad: el desciframiento de sus propios enigmas.La Grecia antigua dio origen a la filosofía como un saber destinado a resolver los enigmas de la realidad. De ella nacieron las ciencias como las ramas de un árbol. Ahora que las ciencias y las tecnologías parecen haber recreado el mundo a través del conocimiento, los grandes interrogantes sobre el destino humano siguen vigentes. La tarea filosófica no ha terminado.Los ensayos que aquí se presentan, además de tratar las teorías de la verdad de distintos autores, ponen en evidencia que no hay modelos de pensamiento únicos, que la humanidad busca resolver sus problemas por distintos caminos. Pese a que la ambición suprema de las ciencias es descubrir conceptos y teorías con validez absoluta, la epistemología contemporánea revela también que el ser humano está condenado a buscar permanentemente la verdad, pues las teorías son refutables.Los pensadores seleccionados representan distintos intentos por brindar interpretaciones convincentes sobre la verdad, la realidad, la libertad, la vida y otros temas cruciales. Ellos han abierto caminos para que las sociedades sean participes de la más profunda aventura de la humanidad: el desciframiento de sus propios enigmas.Los ensayos que aquí se presentan, además de tratar las teorías de la verdad de distintos autores, ponen en evidencia que no hay modelos de pensamiento únicos, que la humanidad busca resolver sus problemas por distintos caminos. Pese a que la ambición suprema de las ciencias es descubrir conceptos y teorías con validez absoluta, la epistemología contemporánea revela también que el ser humano está condenado a buscar permanentemente la verdad, pues las teorías son refutables.Los pensadores seleccionados representan distintos intentos por brindar interpretaciones convincentes sobre la verdad, la realidad, la libertad, la vida y otros temas cruciales. Ellos han abierto caminos para que las sociedades sean participes de la más profunda aventura de la humanidad: el desciframiento de sus propios enigmas. Pese a que la ambición suprema de las ciencias es descubrir conceptos y teorías con validez absoluta, la epistemología contemporánea revela también que el ser humano está condenado a buscar permanentemente la verdad, pues las teorías son refutables.Los pensadores seleccionados representan distintos intentos por brindar interpretaciones convincentes sobre la verdad, la realidad, la libertad, la vida y otros temas cruciales. Ellos han abierto caminos para que las sociedades sean participes de la más profunda aventura de la humanidad: el desciframiento de sus propios enigmas.Los pensadores seleccionados representan distintos intentos por brindar interpretaciones convincentes sobre la verdad, la realidad, la libertad, la vida y otros temas cruciales. Ellos han abierto caminos para que las sociedades sean participes de la más profunda aventura de la humanidad: el desciframiento de sus propios enigmas. Más información
  7. Fragmentación social y desprotección de las...

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    En un mundo cuestionador de los centros fijos, se desmoronan los discursos totalizante. No es difícil asociar estas ideas con el proceso de separación con que Max Weber distinguió a la época moderna, que es ese en donde para él la razón sustantiva pierde su anterior significación al separarse la religión y la metafísica, otrora aglutinantes, en diversas esferas autónomas del conocimiento. Si la aspiración de los filósofos de la Ilustración era que esos segmentos autonomizados fueran de algún modo direccionados por las ciencias y las artes, el desarrollo de la época mostró otros caminos más desilusionantes. Porque la racionalidad creciente no cumplió la función vacante de unificar y otorgar sentido a los diversos territorios dispersos. El resultado terminó siendo la pura y simple fragmentación de la realidad. Si la aspiración de los filósofos de la Ilustración era que esos segmentos autonomizados fueran de algún modo direccionados por las ciencias y las artes, el desarrollo de la época mostró otros caminos más desilusionantes. Porque la racionalidad creciente no cumplió la función vacante de unificar y otorgar sentido a los diversos territorios dispersos. El resultado terminó siendo la pura y simple fragmentación de la realidad. Más información