Ciencias Políticas

  1. La república en preguntas

    COP $ 85.000
    Porque algunas evidencias son prejuicios, esta autora parte del cuestionamiento del lugar del intelectual en su relación con el objeto político y pone en cuestión la idea, un poco envejecida ya, que se pueden hacer los lectores sobre la forma republicana de gobierno, para llegar a dibujar una idea moderna de República.Pero esta idea es extraña y paradójica: produce esos seres abstractos llamados ciudadanos, y pone como fundamento de la asociación política la disolución del lazo social.¿La escuela está hecha para la sociedad, ¿El niño es un ser por el cual nadie se ha preocupado demasiado, ¿La mujer puede reclamar derechos especiales, ¿Los oprimidos tienen siempre la razón, ¿Toda comunidad es respetable y forma un pueblos, ¿La prevención vale más que la represión ¿La cohesión social es un valor supremoEstos supuestos que tienen lugar hoy, y son la materia del pensamiento político moral en las democracias, son temas que la autora se esfuerza por traducir en preguntas.Por ello, este libro plantea a los lectores, en particular a los de lengua castellana, problemas sobre el concepto de república, que lo transforma en un libro referente de discusión para los problemas políticos de las repúblicas contemporáneas.Pero esta idea es extraña y paradójica: produce esos seres abstractos llamados ciudadanos, y pone como fundamento de la asociación política la disolución del lazo social.¿La escuela está hecha para la sociedad, ¿El niño es un ser por el cual nadie se ha preocupado demasiado, ¿La mujer puede reclamar derechos especiales, ¿Los oprimidos tienen siempre la razón, ¿Toda comunidad es respetable y forma un pueblos, ¿La prevención vale más que la represión ¿La cohesión social es un valor supremoEstos supuestos que tienen lugar hoy, y son la materia del pensamiento político moral en las democracias, son temas que la autora se esfuerza por traducir en preguntas.Por ello, este libro plantea a los lectores, en particular a los de lengua castellana, problemas sobre el concepto de república, que lo transforma en un libro referente de discusión para los problemas políticos de las repúblicas contemporáneas.¿La escuela está hecha para la sociedad, ¿El niño es un ser por el cual nadie se ha preocupado demasiado, ¿La mujer puede reclamar derechos especiales, ¿Los oprimidos tienen siempre la razón, ¿Toda comunidad es respetable y forma un pueblos, ¿La prevención vale más que la represión ¿La cohesión social es un valor supremoEstos supuestos que tienen lugar hoy, y son la materia del pensamiento político moral en las democracias, son temas que la autora se esfuerza por traducir en preguntas.Por ello, este libro plantea a los lectores, en particular a los de lengua castellana, problemas sobre el concepto de república, que lo transforma en un libro referente de discusión para los problemas políticos de las repúblicas contemporáneas.Estos supuestos que tienen lugar hoy, y son la materia del pensamiento político moral en las democracias, son temas que la autora se esfuerza por traducir en preguntas.Por ello, este libro plantea a los lectores, en particular a los de lengua castellana, problemas sobre el concepto de república, que lo transforma en un libro referente de discusión para los problemas políticos de las repúblicas contemporáneas.Por ello, este libro plantea a los lectores, en particular a los de lengua castellana, problemas sobre el concepto de república, que lo transforma en un libro referente de discusión para los problemas políticos de las repúblicas contemporáneas. Más información
  2. Política de la ilusión

    COP $ 66.000
    Como lo cotidiano, este libro no es prolijo. Está lleno de líneas de fuga. Confunde. A la vez, es un diálogo del autor con InternetNautas y lectores. Exige más de una lectura, pues no tiene un sentido. Incluso, quizás carezca de claridad. ¿Qué hay detrás del telón negro de una escena del lenguajeEste libro no sólo habla para adentro y se contradice, sino que recrea e indaga tanto sus postulados como la realidad que lo gestó. Por sobre las formas, este libro presenta un contenido polémico, que atraviesa tanto los lugares comunes del pensar la política, como los paradigmas establecidos, avanzando cuestionamientos sobre dobles discursos y supuestas certezas. Escena en la que es desarrollada una temática que dice por sí misma.Este libro no sólo habla para adentro y se contradice, sino que recrea e indaga tanto sus postulados como la realidad que lo gestó. Por sobre las formas, este libro presenta un contenido polémico, que atraviesa tanto los lugares comunes del pensar la política, como los paradigmas establecidos, avanzando cuestionamientos sobre dobles discursos y supuestas certezas. Escena en la que es desarrollada una temática que dice por sí misma.Por sobre las formas, este libro presenta un contenido polémico, que atraviesa tanto los lugares comunes del pensar la política, como los paradigmas establecidos, avanzando cuestionamientos sobre dobles discursos y supuestas certezas. Escena en la que es desarrollada una temática que dice por sí misma. Más información
  3. Tolerancia y laicismo

    COP $ 56.000
    Esta autora expone en esta conferencia lo avatares del laicismo: su nacimiento como concepto teórico (un aporte francés a la filosofía política), que permite pensar cómo contraponer a otro concepto, todo es político, la consolidación de una esfera pública que permita la aparición de todas las libertades. El laicismo escolar, dependiente del concepto de instrucción pública, es un ejemplo de ello. A medida que desgrana su pensamiento político, se puede de manera cartesiana, recorrer la exposición yendo de la claridad y distinción de un concepto a la de otro. Su pensamiento se distingue netamente de posiciones clave hoy en día muy en boga: el derecho a la diferencia, el multiculturalismo, el nuevo laicismo.¿De qué manera el concepto de tolerancia y en su amplificación al concepto de libertad religiosa respecto del poder político ¿Qué alcance tiene poder pensar el fundamento de la asociación política fuera de toda referencia religiosa llegamos al concepto moderno de República que se disocia del concepto antiguo de República. Surge una asociación que permite a cada uno vivir en comunidad, pero también cambiarse de comunidad, inclusive sustraerse a toda comunidad. La autora explica por qué el lazo político no debe ser copiado del lazo social.Y por qué el laicismo no es un contrato. Como tampoco una corriente de pensamiento, ni una manera de opinar sobre cuestiones de creencia, ni una metafísica. Razones por las cuales no se puede hablar de un integrismo laico, pues el integrismo a que se pretende arribar con la unión de estos dos términos desconoce la integralidad de la tesis laica, que articula necesariamente la tolerancia a civil al laicismo político, articula un silencio necesario a un discurso minimalista en materia de fundación política. Así, muchas de sus tesis principales merecían ser mencionadas aquí a modo de ejemplo, pero lo más importante es la reflexión acerca de la capacidad histórica de las grandes religiones, entendidas como grandes sistemas de ideas donde se muestra verdaderamente la fuerza de su argumentación es su definición de la Escuela como órgano y condición de posibilidad de la república, integrada por ciudadanos, que deben llevar a cabo la capacitación crítica del poder que cada uno detecta: ¿pueden los alumnos sustraerse a las fuerzas que ponen obstáculos a la conquista de la autonomía: la opinión, la exigencia de adaptación, lo dado socialmente El concepto de laicismo con su antecedente en el de tolerancia, religiosa que finalmente unido con las liberales del ciudadano en una República moderna.¿De qué manera el concepto de tolerancia y en su amplificación al concepto de libertad religiosa respecto del poder político ¿Qué alcance tiene poder pensar el fundamento de la asociación política fuera de toda referencia religiosa llegamos al concepto moderno de República que se disocia del concepto antiguo de República. Surge una asociación que permite a cada uno vivir en comunidad, pero también cambiarse de comunidad, inclusive sustraerse a toda comunidad. La autora explica por qué el lazo político no debe ser copiado del lazo social.Y por qué el laicismo no es un contrato. Como tampoco una corriente de pensamiento, ni una manera de opinar sobre cuestiones de creencia, ni una metafísica. Razones por las cuales no se puede hablar de un integrismo laico, pues el integrismo a que se pretende arribar con la unión de estos dos términos desconoce la integralidad de la tesis laica, que articula necesariamente la tolerancia a civil al laicismo político, articula un silencio necesario a un discurso minimalista en materia de fundación política. Así, muchas de sus tesis principales merecían ser mencionadas aquí a modo de ejemplo, pero lo más importante es la reflexión acerca de la capacidad histórica de las grandes religiones, entendidas como grandes sistemas de ideas donde se muestra verdaderamente la fuerza de su argumentación es su definición de la Escuela como órgano y condición de posibilidad de la república, integrada por ciudadanos, que deben llevar a cabo la capacitación crítica del poder que cada uno detecta: ¿pueden los alumnos sustraerse a las fuerzas que ponen obstáculos a la conquista de la autonomía: la opinión, la exigencia de adaptación, lo dado socialmente El concepto de laicismo con su antecedente en el de tolerancia, religiosa que finalmente unido con las liberales del ciudadano en una República moderna.Y por qué el laicismo no es un contrato. Como tampoco una corriente de pensamiento, ni una manera de opinar sobre cuestiones de creencia, ni una metafísica. Razones por las cuales no se puede hablar de un integrismo laico, pues el integrismo a que se pretende arribar con la unión de estos dos términos desconoce la integralidad de la tesis laica, que articula necesariamente la tolerancia a civil al laicismo político, articula un silencio necesario a un discurso minimalista en materia de fundación política. Así, muchas de sus tesis principales merecían ser mencionadas aquí a modo de ejemplo, pero lo más importante es la reflexión acerca de la capacidad histórica de las grandes religiones, entendidas como grandes sistemas de ideas donde se muestra verdaderamente la fuerza de su argumentación es su definición de la Escuela como órgano y condición de posibilidad de la república, integrada por ciudadanos, que deben llevar a cabo la capacitación crítica del poder que cada uno detecta: ¿pueden los alumnos sustraerse a las fuerzas que ponen obstáculos a la conquista de la autonomía: la opinión, la exigencia de adaptación, lo dado socialmente El concepto de laicismo con su antecedente en el de tolerancia, religiosa que finalmente unido con las liberales del ciudadano en una República moderna. Más información
  4. Condorcet. Instituir al ciudadano

    COP $ 61.000
    El autor analiza la urgencia, provocada por la Revolución Francesa (1789) y por la Declaración de los Derechos Humanos, de instituir la ciudadanía. Lo que al autor se le presentó no solo como tarea, sino como una exigencia del pensamiento y de la acción que encierra una contradicción: para instituir al ciudadano es necesaria la educación para la ciudadanía, y para que la educación cívica sea posible, educador y educado deben ser ya ciudadanos. Este libro muestra cómo esta dificultad fue pensada a través de distintos conceptos de filosofía política (un espacio público condorcetiano, un espacio público rousseauista, dos concepciones diferentes de la nación) en los proyectos de instrucción pública y de educación nacional presentados en la Asamblea.Condorcet, dice el autor logra salir de esta dificultad e inscribe esta institución (que compromete a todos los ciudadanos, pero sin instrucción son incapaces de darse cuenta de ello) en una historia general de las luces y de la libertad: en su teoría del progreso. Es el régimen político republicano (que orientará los destinos de la Revolución) el que al garantiza la libertad y la igualdad hace posible proyectar en toda su potencia la expresión instituir al ciudadano.Con un mismo gesto, Condorcet funda dos ideas. La idea de la República y la de la escuela republicana. Toma el concepto de ciudadano de la distinción que hace Rousseau entre súbdito y ciudadano, pero define su institución de manera novedosa. Instituir significa instruir a los niños, con lo cual los significados de fundar e instruir se unen. Propone una responsabilidad compartida de quienes instituyen (los revolucionarios) y de los sucesores: la idea de institución, es entonces, un llamado a ser fiel a los valores que sustentan a la instrucción pública y a la República. Instituir al ciudadano (mediante la instrucción pública) es condición de posibilidad de la República y también dirigirse a las generaciones siguientes, pensar en la República que viene.Condorcet se sumerge en el mundo político de la Revolución como un intelectual: con las exigencias de la acción pero pensando teóricamente el mundo en que vive: ¿cómo ligar la libertad y la igualdad, ¿qué escuela para la Revolución Sus respuestas se prolongan en proposiciones institucionales: su esfuerzo teórico se vuelca al plano pedagógico, y la institución del ciudadano será instrucción pública, que inscribe la preocupación por el futuro en el corazón del proyecto republicano. La ciudadanía así instituida debe ser crítica, los futuros ciudadanos no deben ser rehenes de los prejuicios de las generaciones precedentes. La educación cívica no debe constituirse en un catecismo republicano: a las leyes hay que amarlas, pero no se debe poder criticarlas y revisarlas, aunque la decisión de enseñar las leyes, las instituciones y la declaración de derechos es un acto de ciudadanía. Los saberes de cada época deben contribuir a formar el juicio crítico de los ciudadanos. La fraternidad para este autor es el respeto mutuo que se tienen los ciudadanos ilustrados, a quienes su pasaje por los saberes ha ayudado a instituir su propia autonomía. Son las Luces las que permiten adquirir el hábito de ponerse de acuerdo sobre sus intereses comunes , no ser meros militantes (propagar opiniones) ni ofrecerse a un partido. El autor permite revisar esta versión democrática de la relación entre moral y política, ejemplo republicano del humanismos de las Luces, del filósofo que creyó deber de la Razón pensar la libertad para que la Razón no se convierta en terror, que enseña que el futuro del régimen republicano está en la escuela, que nos pone juntos y permite unir la virtud política, la búsqueda de la verdad y la libertad.Este libro muestra cómo esta dificultad fue pensada a través de distintos conceptos de filosofía política (un espacio público condorcetiano, un espacio público rousseauista, dos concepciones diferentes de la nación) en los proyectos de instrucción pública y de educación nacional presentados en la Asamblea.Condorcet, dice el autor logra salir de esta dificultad e inscribe esta institución (que compromete a todos los ciudadanos, pero sin instrucción son incapaces de darse cuenta de ello) en una historia general de las luces y de la libertad: en su teoría del progreso. Es el régimen político republicano (que orientará los destinos de la Revolución) el que al garantiza la libertad y la igualdad hace posible proyectar en toda su potencia la expresión instituir al ciudadano.Con un mismo gesto, Condorcet funda dos ideas. La idea de la República y la de la escuela republicana. Toma el concepto de ciudadano de la distinción que hace Rousseau entre súbdito y ciudadano, pero define su institución de manera novedosa. Instituir significa instruir a los niños, con lo cual los significados de fundar e instruir se unen. Propone una responsabilidad compartida de quienes instituyen (los revolucionarios) y de los sucesores: la idea de institución, es entonces, un llamado a ser fiel a los valores que sustentan a la instrucción pública y a la República. Instituir al ciudadano (mediante la instrucción pública) es condición de posibilidad de la República y también dirigirse a las generaciones siguientes, pensar en la República que viene.Condorcet se sumerge en el mundo político de la Revolución como un intelectual: con las exigencias de la acción pero pensando teóricamente el mundo en que vive: ¿cómo ligar la libertad y la igualdad, ¿qué escuela para la Revolución Sus respuestas se prolongan en proposiciones institucionales: su esfuerzo teórico se vuelca al plano pedagógico, y la institución del ciudadano será instrucción pública, que inscribe la preocupación por el futuro en el corazón del proyecto republicano. La ciudadanía así instituida debe ser crítica, los futuros ciudadanos no deben ser rehenes de los prejuicios de las generaciones precedentes. La educación cívica no debe constituirse en un catecismo republicano: a las leyes hay que amarlas, pero no se debe poder criticarlas y revisarlas, aunque la decisión de enseñar las leyes, las instituciones y la declaración de derechos es un acto de ciudadanía. Los saberes de cada época deben contribuir a formar el juicio crítico de los ciudadanos. La fraternidad para este autor es el respeto mutuo que se tienen los ciudadanos ilustrados, a quienes su pasaje por los saberes ha ayudado a instituir su propia autonomía. Son las Luces las que permiten adquirir el hábito de ponerse de acuerdo sobre sus intereses comunes , no ser meros militantes (propagar opiniones) ni ofrecerse a un partido. El autor permite revisar esta versión democrática de la relación entre moral y política, ejemplo republicano del humanismos de las Luces, del filósofo que creyó deber de la Razón pensar la libertad para que la Razón no se convierta en terror, que enseña que el futuro del régimen republicano está en la escuela, que nos pone juntos y permite unir la virtud política, la búsqueda de la verdad y la libertad.Condorcet, dice el autor logra salir de esta dificultad e inscribe esta institución (que compromete a todos los ciudadanos, pero sin instrucción son incapaces de darse cuenta de ello) en una historia general de las luces y de la libertad: en su teoría del progreso. Es el régimen político republicano (que orientará los destinos de la Revolución) el que al garantiza la libertad y la igualdad hace posible proyectar en toda su potencia la expresión instituir al ciudadano.Con un mismo gesto, Condorcet funda dos ideas. La idea de la República y la de la escuela republicana. Toma el concepto de ciudadano de la distinción que hace Rousseau entre súbdito y ciudadano, pero define su institución de manera novedosa. Instituir significa instruir a los niños, con lo cual los significados de fundar e instruir se unen. Propone una responsabilidad compartida de quienes instituyen (los revolucionarios) y de los sucesores: la idea de institución, es entonces, un llamado a ser fiel a los valores que sustentan a la instrucción pública y a la República. Instituir al ciudadano (mediante la instrucción pública) es condición de posibilidad de la República y también dirigirse a las generaciones siguientes, pensar en la República que viene.Condorcet se sumerge en el mundo político de la Revolución como un intelectual: con las exigencias de la acción pero pensando teóricamente el mundo en que vive: ¿cómo ligar la libertad y la igualdad, ¿qué escuela para la Revolución Sus respuestas se prolongan en proposiciones institucionales: su esfuerzo teórico se vuelca al plano pedagógico, y la institución del ciudadano será instrucción pública, que inscribe la preocupación por el futuro en el corazón del proyecto republicano. La ciudadanía así instituida debe ser crítica, los futuros ciudadanos no deben ser rehenes de los prejuicios de las generaciones precedentes. La educación cívica no debe constituirse en un catecismo republicano: a las leyes hay que amarlas, pero no se debe poder criticarlas y revisarlas, aunque la decisión de enseñar las leyes, las instituciones y la declaración de derechos es un acto de ciudadanía. Los saberes de cada época deben contribuir a formar el juicio crítico de los ciudadanos. La fraternidad para este autor es el respeto mutuo que se tienen los ciudadanos ilustrados, a quienes su pasaje por los saberes ha ayudado a instituir su propia autonomía. Son las Luces las que permiten adquirir el hábito de ponerse de acuerdo sobre sus intereses comunes , no ser meros militantes (propagar opiniones) ni ofrecerse a un partido. El autor permite revisar esta versión democrática de la relación entre moral y política, ejemplo republicano del humanismos de las Luces, del filósofo que creyó deber de la Razón pensar la libertad para que la Razón no se convierta en terror, que enseña que el futuro del régimen republicano está en la escuela, que nos pone juntos y permite unir la virtud política, la búsqueda de la verdad y la libertad.Con un mismo gesto, Condorcet funda dos ideas. La idea de la República y la de la escuela republicana. Toma el concepto de ciudadano de la distinción que hace Rousseau entre súbdito y ciudadano, pero define su institución de manera novedosa. Instituir significa instruir a los niños, con lo cual los significados de fundar e instruir se unen. Propone una responsabilidad compartida de quienes instituyen (los revolucionarios) y de los sucesores: la idea de institución, es entonces, un llamado a ser fiel a los valores que sustentan a la instrucción pública y a la República. Instituir al ciudadano (mediante la instrucción pública) es condición de posibilidad de la República y también dirigirse a las generaciones siguientes, pensar en la República que viene.Condorcet se sumerge en el mundo político de la Revolución como un intelectual: con las exigencias de la acción pero pensando teóricamente el mundo en que vive: ¿cómo ligar la libertad y la igualdad, ¿qué escuela para la Revolución Sus respuestas se prolongan en proposiciones institucionales: su esfuerzo teórico se vuelca al plano pedagógico, y la institución del ciudadano será instrucción pública, que inscribe la preocupación por el futuro en el corazón del proyecto republicano. La ciudadanía así instituida debe ser crítica, los futuros ciudadanos no deben ser rehenes de los prejuicios de las generaciones precedentes. La educación cívica no debe constituirse en un catecismo republicano: a las leyes hay que amarlas, pero no se debe poder criticarlas y revisarlas, aunque la decisión de enseñar las leyes, las instituciones y la declaración de derechos es un acto de ciudadanía. Los saberes de cada época deben contribuir a formar el juicio crítico de los ciudadanos. La fraternidad para este autor es el respeto mutuo que se tienen los ciudadanos ilustrados, a quienes su pasaje por los saberes ha ayudado a instituir su propia autonomía. Son las Luces las que permiten adquirir el hábito de ponerse de acuerdo sobre sus intereses comunes , no ser meros militantes (propagar opiniones) ni ofrecerse a un partido. El autor permite revisar esta versión democrática de la relación entre moral y política, ejemplo republicano del humanismos de las Luces, del filósofo que creyó deber de la Razón pensar la libertad para que la Razón no se convierta en terror, que enseña que el futuro del régimen republicano está en la escuela, que nos pone juntos y permite unir la virtud política, la búsqueda de la verdad y la libertad.Condorcet se sumerge en el mundo político de la Revolución como un intelectual: con las exigencias de la acción pero pensando teóricamente el mundo en que vive: ¿cómo ligar la libertad y la igualdad, ¿qué escuela para la Revolución Sus respuestas se prolongan en proposiciones institucionales: su esfuerzo teórico se vuelca al plano pedagógico, y la institución del ciudadano será instrucción pública, que inscribe la preocupación por el futuro en el corazón del proyecto republicano. La ciudadanía así instituida debe ser crítica, los futuros ciudadanos no deben ser rehenes de los prejuicios de las generaciones precedentes. La educación cívica no debe constituirse en un catecismo republicano: a las leyes hay que amarlas, pero no se debe poder criticarlas y revisarlas, aunque la decisión de enseñar las leyes, las instituciones y la declaración de derechos es un acto de ciudadanía. Los saberes de cada época deben contribuir a formar el juicio crítico de los ciudadanos. La fraternidad para este autor es el respeto mutuo que se tienen los ciudadanos ilustrados, a quienes su pasaje por los saberes ha ayudado a instituir su propia autonomía. Son las Luces las que permiten adquirir el hábito de ponerse de acuerdo sobre sus intereses comunes , no ser meros militantes (propagar opiniones) ni ofrecerse a un partido. El autor permite revisar esta versión democrática de la relación entre moral y política, ejemplo republicano del humanismos de las Luces, del filósofo que creyó deber de la Razón pensar la libertad para que la Razón no se convierta en terror, que enseña que el futuro del régimen republicano está en la escuela, que nos pone juntos y permite unir la virtud política, la búsqueda de la verdad y la libertad. La ciudadanía así instituida debe ser crítica, los futuros ciudadanos no deben ser rehenes de los prejuicios de las generaciones precedentes. La educación cívica no debe constituirse en un catecismo republicano: a las leyes hay que amarlas, pero no se debe poder criticarlas y revisarlas, aunque la decisión de enseñar las leyes, las instituciones y la declaración de derechos es un acto de ciudadanía. Los saberes de cada época deben contribuir a formar el juicio crítico de los ciudadanos. La fraternidad para este autor es el respeto mutuo que se tienen los ciudadanos ilustrados, a quienes su pasaje por los saberes ha ayudado a instituir su propia autonomía. Son las Luces las que permiten adquirir el hábito de ponerse de acuerdo sobre sus intereses comunes , no ser meros militantes (propagar opiniones) ni ofrecerse a un partido. El autor permite revisar esta versión democrática de la relación entre moral y política, ejemplo republicano del humanismos de las Luces, del filósofo que creyó deber de la Razón pensar la libertad para que la Razón no se convierta en terror, que enseña que el futuro del régimen republicano está en la escuela, que nos pone juntos y permite unir la virtud política, la búsqueda de la verdad y la libertad.Son las Luces las que permiten adquirir el hábito de ponerse de acuerdo sobre sus intereses comunes , no ser meros militantes (propagar opiniones) ni ofrecerse a un partido. El autor permite revisar esta versión democrática de la relación entre moral y política, ejemplo republicano del humanismos de las Luces, del filósofo que creyó deber de la Razón pensar la libertad para que la Razón no se convierta en terror, que enseña que el futuro del régimen republicano está en la escuela, que nos pone juntos y permite unir la virtud política, la búsqueda de la verdad y la libertad. Más información