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Breve esbozo de una teoría general del conoc...
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COP $ 34.000El texto que aquí se ofrece al lector fue publicado en 1970, en la reedición ampliada del (Ensayo sobre el conocimiento) que preparó, para la casa Felix Meiner de Hamburgo, Franziska Mayer-Hillerbrand. Este libro de Brentano fue primitivamente compuesto, a base de escritos inéditos, por Alfred Kastil, y se imprimió en 1925, en la misma famosa biblioteca filosófica de Meiner. Cuando Kastil lo sacó a la luz, el libro sólo contenía dos ensayos que hay en la edición de 1970, aunque Mayer-Hillerbrand realizó su ampliación dejándose guiar, en general, por las indicaciones que había preparado su maestro, Kastil (aunque justamente nuestro incluido en la selección por iniciativa personal del alumna).Versuch über die Erkenntnis (Ensayo sobre el conocimiento) que preparó, para la casa Felix Meiner de Hamburgo, Franziska Mayer-Hillerbrand. Este libro de Brentano fue primitivamente compuesto, a base de escritos inéditos, por Alfred Kastil, y se imprimió en 1925, en la misma famosa biblioteca filosófica de Meiner. Cuando Kastil lo sacó a la luz, el libro sólo contenía dos ensayos que hay en la edición de 1970, aunque Mayer-Hillerbrand realizó su ampliación dejándose guiar, en general, por las indicaciones que había preparado su maestro, Kastil (aunque justamente nuestro incluido en la selección por iniciativa personal del alumna).Breve esbozo incluido en la selección por iniciativa personal del alumna). Más informaciónCien preguntas sobre el islam. Una entrevista...
COP $ 135.000El atentado terrorista contra las Torres Gemelas de Nueva York, el conflicto en Afganistán, los flujos migratorios y la presencia de 12 millones de musulmanes en la UE son los fenómenos más sorprendentes que han contribuido a aumentar el interés respecto al islam, su cultura, sus fieles. Fenómenos que plantean interrogantes viejos y nuevos sobre una realidad que es, al mismo tiempo, religioso, cultural y política, y en la que se reconocen mil doscientos millones de personas. ¿Cómo nació el islam ¿Qué representa el Corán para los musulmanes ¿Qué relación se ha desarrollado entre el islam y la violencia, entre cultura islámica y el Occidente ¿Cómo llevar a cabo una integración auténtica en las sociedades europeas ¿Cuáles son las condiciones que pueden permitir un encuentro constructivo entre cristianos y musulmanes A todo esto responde Samir Khalil Samir, uno de los principales expertos en los temas islámicos a escala internacional. El lector tiene entre sus manos un libro-entrevista que le permitirá conocer y juzgar sin prejuicios y sin ingenuidad. Una contribución marcada por el sello del realismo y destinada a construir formas de convivencia adecuadas con esos hombres y mujeres que se han convertido en nuestros nuevos vecinos. Más informaciónCompendio de la controversia de La teodicea
COP $ 34.000La teodicea es un libro muy extenso. Tras el prólogo, la obra comienza con un largo discurso preliminar de la conformidad de la fe con la razón, al que siguen tres partes, cuyos temas vienen a coincidir respectivamente, aunque de una manera que no impide las repeticiones y las digresiones, con las tres cuestiones enunciadas en su título completo: la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal. El libro se cierra con varios apéndices, dos de ellos consistentes en observaciones críticas a algunos libros ingleses sobre el problema de la libertad y del mal. Más informaciónConversación de Filareto y Aristo
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COP $ 34.000La conversación de Filareto y Aristo tiene un interés singular en el diálogo de Leibniz con la filosofía de Malebranche. Fue escrita en 1712 y revisada en 1715. Además de ser una de las últimas y más completas tomas de posición de Leibniz ante la concepción filosófica del pensador francés, constituye también una exposición ordenada y elegante de la filosofía de su autor.Esta obra surge como respuesta a la primera de las conversaciones sobre la metafísica y sobre la religión, que el filósofo del oratorio había publicado en 1688. Como se sabe, en esa obra, dos personajes, Teodoro, que representa la postura de Malebranche, y Aristo, un receptivo joven, discuten sobre temas tan candentes en la época como la naturaleza del alma y su relación con el cuerpo, la índole de las ideas o la verdadera concepción de la substancia. Leibniz hace comenzar su escrito justo cuando Teodoro acaba de marcharse y deja a Aristo conmovido y emocionado por la brillantez de la exposición filosófica a la que ha asistido. La conversación de Filareto y Aristo pertenece, pues, a un género literario muy apreciado por Leibniz, el diálogo, al que el filósofo ya había recurrido ampliamente.Esta obra surge como respuesta a la primera de las conversaciones sobre la metafísica y sobre la religión, que el filósofo del oratorio había publicado en 1688. Como se sabe, en esa obra, dos personajes, Teodoro, que representa la postura de Malebranche, y Aristo, un receptivo joven, discuten sobre temas tan candentes en la época como la naturaleza del alma y su relación con el cuerpo, la índole de las ideas o la verdadera concepción de la substancia. Leibniz hace comenzar su escrito justo cuando Teodoro acaba de marcharse y deja a Aristo conmovido y emocionado por la brillantez de la exposición filosófica a la que ha asistido. La conversación de Filareto y Aristo pertenece, pues, a un género literario muy apreciado por Leibniz, el diálogo, al que el filósofo ya había recurrido ampliamente. Más informaciónDe Joseph Ratzinger a Benedicto XVI
COP $ 111.000Un año después de su llegada a la Cátedra de Pedro, la figura del nuevo papa Benedicto XVI sigue suscitando interés y curiosidad. Un ágil recorrido por la vida y la obra de Joseph Ratzinger antes y después de ser Papa. Más informaciónDel agradecimiento
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COP $ 34.000La orientación filosófica fundamental de Schwarz se inscribe sin reserva en lo que actualmente da en llamarse el realismo fenomenológico. Quienes se adhieren a esta filosofía no comparten tan sólo su decisiva tesis capital sobre la trascendencia del conocimiento humano, fundándola en una interpretación realista de la primera edición de las investigaciones lógicas de Husserl, sino también un exigente método nuevamente socrático de filosofar, que ha sido practicado genialmente por pensadores de la estatura de Alexander Pfänder, Max Scheler, Adolf Reinach, Edith Stein, Hedwig Conrad-Martius o Dietrich von Hildebrand. Hoy el más conocido definidor y tenaz promotor de este modo de hacer filosofía es indudablemente Josef Seifert.Pues bien, en este opúsculo Balduin Schwarz, para desentrañar el logos inmanente al complejo fenómeno del agradecimiento, usa magistralmente los recursos metódicos de la fenomenología realista, mas se vale asimismo con toda libertad de otros procedimientos compatibles con ella. Y, a nuestro parecer, la presente investigación constituye en verdad, además de un esclaramiento realmente clásico y aún no superado de dicho fenómeno, una muestra ejemplar de ese acendrado modo de filosofar que pretende ante todo ir al grano esencial de las cosas mismas. Pero será el lector ganoso de verdad en cuyas manos caigan estas páginas el que habrá de juzgar por sí mismo, en un mundo tan lleno de falsificaciones, si el fruto lógico que Schwarz cosecha en ellas le parece tener el genuino sabor de la filosofía y es capaz de ofrecer verdadero alimento a las necesidades de su espíritu.Pues bien, en este opúsculo Balduin Schwarz, para desentrañar el logos inmanente al complejo fenómeno del agradecimiento, usa magistralmente los recursos metódicos de la fenomenología realista, mas se vale asimismo con toda libertad de otros procedimientos compatibles con ella. Y, a nuestro parecer, la presente investigación constituye en verdad, además de un esclaramiento realmente clásico y aún no superado de dicho fenómeno, una muestra ejemplar de ese acendrado modo de filosofar que pretende ante todo ir al grano esencial de las cosas mismas. Pero será el lector ganoso de verdad en cuyas manos caigan estas páginas el que habrá de juzgar por sí mismo, en un mundo tan lleno de falsificaciones, si el fruto lógico que Schwarz cosecha en ellas le parece tener el genuino sabor de la filosofía y es capaz de ofrecer verdadero alimento a las necesidades de su espíritu. Más informaciónDeus caritas est. Introducción y cometario A...
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COP $ 80.000así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisivaLa primera encíclica de Benedicto XVI, introducida y comentada, apartado a apartado, por uno de los teólogos más próximos al Papa: el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia.Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisivaLa primera encíclica de Benedicto XVI, introducida y comentada, apartado a apartado, por uno de los teólogos más próximos al Papa: el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia.La primera encíclica de Benedicto XVI, introducida y comentada, apartado a apartado, por uno de los teólogos más próximos al Papa: el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia. Más informaciónDiálogos sobre el problema del conocimiento
COP $ 44.000Para quien esté interesado en profundizar en la filosofía rosminiana del conocimiento nada hay más recomendable que el mismo . Sin embargo, para los lectores de habla castellana que no conozcan el italiano existe una traducción de un resumen hecho por Rosmini, precedido de un breve análisis de las posiciones de otros filósofos modernos y de una crítica de las mismas. se colocan por tanto al comienzo de la producción literaria del autor, dedicada a aclarar cuestiones epistemológicas, pero teniendo ya en mente un complejo sistema ontológico, que iría elaborando con el tiempo, sobre todo en sus últimas obras. También hay que colocarlos al comienzo en sentido teorético, ya que la solución del problema ideológico da para el autor la clave de toda filosofía, entendida como el sistema de la verdad.El primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckNuovo Saggio. Sin embargo, para los lectores de habla castellana que no conozcan el italiano existe una traducción de un resumen hecho por Rosmini, precedido de un breve análisis de las posiciones de otros filósofos modernos y de una crítica de las mismas. se colocan por tanto al comienzo de la producción literaria del autor, dedicada a aclarar cuestiones epistemológicas, pero teniendo ya en mente un complejo sistema ontológico, que iría elaborando con el tiempo, sobre todo en sus últimas obras. También hay que colocarlos al comienzo en sentido teorético, ya que la solución del problema ideológico da para el autor la clave de toda filosofía, entendida como el sistema de la verdad.El primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckLos diálogos se colocan por tanto al comienzo de la producción literaria del autor, dedicada a aclarar cuestiones epistemológicas, pero teniendo ya en mente un complejo sistema ontológico, que iría elaborando con el tiempo, sobre todo en sus últimas obras. También hay que colocarlos al comienzo en sentido teorético, ya que la solución del problema ideológico da para el autor la clave de toda filosofía, entendida como el sistema de la verdad.El primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckEl primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckEl segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckQuien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckJuan Francisco Franck Más informaciónEducar es un riesgo. Apuntes para un método ...
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COP $ 98.000Nada se percibe hoy tan importante como la necesidad de educar a nuestros jóvenes en la libertad y en la responsabilidad. El sistema educativo español presenta heridas profundas y difícilmente sanables en todos sus flancos: desaparece cada vez más rápidamente el sujeto que educa padres, maestros, sacerdotes, la legislación vigente no favorece a las realidades sociales que apuestan por la educación y, por último, el nihilismo y el relativismo cultural imperantes nos dejan inermes ante tan importante y urgente tarea. Pero educar hoy no es sólo necesario y urgente, sino posible.Estas páginas recogen la frescura de una concepción educativa vivida y experimentada, fruto de un conocimiento profundo de la naturaleza humana y, al mismo tiempo, de las condiciones culturales e históricas que caracterizan la vida del hombre de hoy. La atención con la que ha sido acogida esta obra por parte de estudiosos de varios países de Estados Unidos a Rusia, desde países de África a regiones asiáticas da cuenta de la importancia y el valor de un planteamiento que se dirige a cualquier hombre de nuestro tiempo.Estas páginas recogen la frescura de una concepción educativa vivida y experimentada, fruto de un conocimiento profundo de la naturaleza humana y, al mismo tiempo, de las condiciones culturales e históricas que caracterizan la vida del hombre de hoy. La atención con la que ha sido acogida esta obra por parte de estudiosos de varios países de Estados Unidos a Rusia, desde países de África a regiones asiáticas da cuenta de la importancia y el valor de un planteamiento que se dirige a cualquier hombre de nuestro tiempo. Más informaciónEl deber y la ignorancia de los hechos
COP $ 34.000En este texto se defienden dos tesis paradójicas. La primera es que nuestras obligaciones morales no dependen de la situación en que nos encontremos, sino más bien de lo que nosotros pensamos acerca de esa situación. La razón principal alegada por el autor a favor de esta tesis tan sorprendente es que si fuera verdad la tesis contraria, si nuestros deberes dependieran de la situación en que de hecho nos encontramos, se seguiría la paradoja aún mayor de que en realidad nunca sabemos cuál es nuestro deber, pues nuestro conocimiento de la situación en que nos hallamos es siempre imperfecto, de suerte que nunca sabemos que no estemos pasando por alto circunstancias relevantes que acaso modifiquen nuestra responsabilidad.La segunda paradoja dice que, sea cual sea nuestro deber en una situación concreta, es seguro que no cabe entenderlo como el deber de realizar una acción determinada (por ejemplo, la acción de ayudar a unos familiares necesitados), sino de ponernos a realizar esa acción. La razón en este caso es que realizar una acción es introducir intencionadamente un cambio en el mundo externo (por ejemplo, hacer que ciertas personas necesitadas reciban una suma de dinero) y eso es algo que, a juicio de Prichard, nunca está del todo en mis manos ni puede, por tanto, constituir un deber mío.es una lectura aconsejable no sólo por el interés objetivo de los argumentos de Prichard, sino también porque constituye una espléndida muestra de la forma mentis, genuinamente filosófica, del autor. Es característica la tenacidad con la que, a lo largo de estas páginas, Prichard hace avanzar la investigación, la paciencia infinita con que va examinando las dificultades que le salen al paso, la renuncia a todo adorno del lenguaje en beneficio de la precisión. Todo esto tiene, desde luego, un precio: su estilo es seco, en ocasiones enrevesado a fuerza de plegarse al perfil de la cosa misma, y la lectura se hace por momentos fatigosa. Pero quien haga el esfuerzo de seguir a Prichard por los vericuetos de su argumentación no se arrepentirá.La segunda paradoja dice que, sea cual sea nuestro deber en una situación concreta, es seguro que no cabe entenderlo como el deber de realizar una acción determinada (por ejemplo, la acción de ayudar a unos familiares necesitados), sino de ponernos a realizar esa acción. La razón en este caso es que realizar una acción es introducir intencionadamente un cambio en el mundo externo (por ejemplo, hacer que ciertas personas necesitadas reciban una suma de dinero) y eso es algo que, a juicio de Prichard, nunca está del todo en mis manos ni puede, por tanto, constituir un deber mío.es una lectura aconsejable no sólo por el interés objetivo de los argumentos de Prichard, sino también porque constituye una espléndida muestra de la forma mentis, genuinamente filosófica, del autor. Es característica la tenacidad con la que, a lo largo de estas páginas, Prichard hace avanzar la investigación, la paciencia infinita con que va examinando las dificultades que le salen al paso, la renuncia a todo adorno del lenguaje en beneficio de la precisión. Todo esto tiene, desde luego, un precio: su estilo es seco, en ocasiones enrevesado a fuerza de plegarse al perfil de la cosa misma, y la lectura se hace por momentos fatigosa. Pero quien haga el esfuerzo de seguir a Prichard por los vericuetos de su argumentación no se arrepentirá.El deber y la ignorancia de los hechos es una lectura aconsejable no sólo por el interés objetivo de los argumentos de Prichard, sino también porque constituye una espléndida muestra de la forma mentis, genuinamente filosófica, del autor. Es característica la tenacidad con la que, a lo largo de estas páginas, Prichard hace avanzar la investigación, la paciencia infinita con que va examinando las dificultades que le salen al paso, la renuncia a todo adorno del lenguaje en beneficio de la precisión. Todo esto tiene, desde luego, un precio: su estilo es seco, en ocasiones enrevesado a fuerza de plegarse al perfil de la cosa misma, y la lectura se hace por momentos fatigosa. Pero quien haga el esfuerzo de seguir a Prichard por los vericuetos de su argumentación no se arrepentirá. Más información