Detalles
Para quien esté interesado en profundizar en la filosofía rosminiana del conocimiento nada hay más recomendable que el mismo . Sin embargo, para los lectores de habla castellana que no conozcan el italiano existe una traducción de un resumen hecho por Rosmini, precedido de un breve análisis de las posiciones de otros filósofos modernos y de una crítica de las mismas. se colocan por tanto al comienzo de la producción literaria del autor, dedicada a aclarar cuestiones epistemológicas, pero teniendo ya en mente un complejo sistema ontológico, que iría elaborando con el tiempo, sobre todo en sus últimas obras. También hay que colocarlos al comienzo en sentido teorético, ya que la solución del problema ideológico da para el autor la clave de toda filosofía, entendida como el sistema de la verdad.El primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckNuovo Saggio. Sin embargo, para los lectores de habla castellana que no conozcan el italiano existe una traducción de un resumen hecho por Rosmini, precedido de un breve análisis de las posiciones de otros filósofos modernos y de una crítica de las mismas. se colocan por tanto al comienzo de la producción literaria del autor, dedicada a aclarar cuestiones epistemológicas, pero teniendo ya en mente un complejo sistema ontológico, que iría elaborando con el tiempo, sobre todo en sus últimas obras. También hay que colocarlos al comienzo en sentido teorético, ya que la solución del problema ideológico da para el autor la clave de toda filosofía, entendida como el sistema de la verdad.El primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckLos diálogos se colocan por tanto al comienzo de la producción literaria del autor, dedicada a aclarar cuestiones epistemológicas, pero teniendo ya en mente un complejo sistema ontológico, que iría elaborando con el tiempo, sobre todo en sus últimas obras. También hay que colocarlos al comienzo en sentido teorético, ya que la solución del problema ideológico da para el autor la clave de toda filosofía, entendida como el sistema de la verdad.El primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckEl primero de ellos se ocupa de la naturaleza de las ideas. La idea es lo común a varias cosas que poseen una misma naturaleza. Pero eso común no puede estar en cada cosa particular, ya que para ser común es preciso abstraer de la subsistencia. Dice Rosmini contestando a Mauricio: Cuando se dice que la naturaleza humana es igual en muchos individuos, se pronuncia un juicio verdadero. La interpretación que se suele dar es falsa () la igualdad de varios individuos consiste en esta igual relación con la idea. Del mismo modo, la idea por la que algo es conocido es única en todos los hombres. Al considerar una naturaleza común se ha abstraído toda subsistencia, de manera que no queda ya nada particular en ella. Si tuviera una subsistencia particular en cada individuo que posee en cada una de las mentes, y así al infinito.El segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckEl segundo diálogo, más extenso, abarca una serie de temas clásicos en la gnosología moderna: el escepticismo, el problema del puente, el principio de inmanencia. Es central la tesis, defendida con una fuerte lógica, de que el espíritu no da su forma al objeto ni lo altera. Aun cuando nuestro conocimiento de las cosas es limitado, ya que se apoya en la experiencia sensible, no es sin embargo falaz. Tanto el escepticismo como la pretensión de un conocimiento exhaustivo quedan excluidos. Pregunta Rosmini a Mauricio: ¿reconoces alguna diferencia entre saber todo y saber algo () ¿Te parece que, cuando se trata de refutar el escepticismo y de asegurar al hombre la posesión de la verdad, se pretende demostrar que el hombre sabe todas las cosas y que no ignora ninguna. Interesante y digna de atención es la manera en que Rosmini defiende y justifica esta tesis clásica.Quien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckQuien lea estas pocas páginas se maravillará de que el nombre de Rosmini no aparezca más seguido en la literatura filosófica y mucho mayor será el asombro si el lector emprende la lectura de sus obras. Aunque no es el lugar para ahondar en las causas de tan sorprendente omisión, sí lo es para expresar el deseo de que el pensamiento rosminiano reciba la atención que merece.Juan Francisco FranckJuan Francisco Franck
Antonio Rosmini Serbati (1797-1855), sacerdote italiano, pensador de hondo calado, autor de libros que han dejado huella, quien sufrió la condena del Santo Oficio de algunos de sus escritos por interpretaciones equivocadas promovidas por algunos seguidores. Ordenado sacerdote en 1821, Antonio Rosmini fundó en 1830, en Domodossola, el Instituto de la Caridad, congregación religiosa reconocida en 1839 por el Papa Gregorio XVI, a la que, algunos años después se sumará la congregación de las Hermanas de la Providencia. Está en Proceso la causa de su beatificación.
Primer diálogo
Segundo diálogo