Ciencias Sociales

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    Filosofía del arte o estética

    Filosofía del arte o estética

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    COP $ 233.000
    El presente volumen reproduce uno de los juegos de apuntes correspondientes a las lecciones de Hegel sobre estética o filosofía del arte, impartidas en el semestre de verano de 1826. Se trata del tercero de los cuatro cursos sobre estética (1820/21, 1823, 1826 y 1828/29) que ocurrieron en Berlín. Del primer curso se conoce solamente un juego de apuntes, publicado por Helmut Schneider en 1995. Así mismo la única fuente que se tiene del curso del primer semestre de verano de 1823, los apuntes de Heinrich Gustav Hotho, tomados directamente en clase ha sido editada por Annemaire Gethmann Siefert en 1998. Sin embargo, para poder conocer plenamente el desarrollo de la estética hegeliana en los cursos de Berlín es imprescindible la documentación sobre las fuentes de la lección del semestre de verano de 1826. Con la publicación de estos apuntes, el lector adquiere un testimonio directo del discurrir de ese desarrollo, el cual llevó a Hegel, un año después de este curso, a publicar la primera parte de la filosofía del espíritu absoluto, dedicada también al arte, en una versión considerablemente ampliada y modificada. Más información

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    Gran historia de la ciudad de Mesopotamia a Estados Unidos

    Gran historia de la ciudad de Mesopotamia a E...

    Sin existencias

    COP $ 265.000
    Esta obra, ilustrada con más de 170 planos y croquis propone un recorrido arquitectónico por las ciudades más representativas de las principales civilizaciones, desde la antigüedad hasta estos días. De Tebas a Siena, de Zenobia a Pekín, el autor presenta a los constructores de ciudades en su lucha contra las dificultades del clima y los emplazamientos a fin de sacarles el mayor partido y crear verdaderos enclaves de civilización y, por añadidura, de arte y paisaje. A través de la descripción de los monumentos, las plazas, las calles y sus diferentes etapas de concepción y realización, se despliega ante los ojos de todos, en toda su variedad, un arte milenario, basado en el simbolismo de los lugares pero sometido a la voluntad de los príncipes.Escrito en un lenguaje claro y preciso, este libro es a la vez una historia y una guía de las grandes ciudades que facilitará, tanto al investigador como al viajero, el acceso a una rica documentación y le permitirá servirse de las lecciones del pasado para comprender mejor el debate actual sobre el destino de la ciudad.Escrito en un lenguaje claro y preciso, este libro es a la vez una historia y una guía de las grandes ciudades que facilitará, tanto al investigador como al viajero, el acceso a una rica documentación y le permitirá servirse de las lecciones del pasado para comprender mejor el debate actual sobre el destino de la ciudad. Más información

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    Sobre la estupidez

    Sobre la estupidez

    Sin existencias

    COP $ 76.000
    Los sabios normalmente prefieren hablar sobre la sabiduría en lugar de sobre la estupidez. En consecuencia, cuando el «discípulo de Hegel y profesor en la Universidad de Halle» Joh. Ed. Erdmann anuncia en 1866 su tema, éste es recibido con carcajadas. ¿Por qué Una de las razones, tal como el propio Erdmann reconoce, podría ser que el tema de la estupidez recuerda los propios defectos. Volverse «sensato» es un largo proceso: en la estupidez se percibe un poco «los sonidos de la antigua patria, que agradan como el dialecto patrimonio largamente no escuchado». De esta manera, la persona se ríe con cierta melancolía: así ha sido cada uno, o «esto pudo haber pasado de niños». Y al mismo tiempo se encuentra placer en las estupideces, porque ellas son la prueba directa de que se ha abandonado ese estadio.Pero la estupidez también puede enfadar. Al ser precisamente la expresión de la ignorancia y la inmadurez, despierta impaciencia en aquellos que tienen una completa y libre disposición sobre su capacidad de juicio. De hecho, determinadas formas de estupidez, en tanto que no están al servicio de la superioridad y del juicio de los «poderosos» (Musil), ya no se experimentan como divertidas, sino como expresión de insolencia, impertinencia, grosería, etc. Los propios estúpidos se encuentran indefensos, y a menudo son objeto de todo tipo de groserías. El autor escribe que «su evidente falta de resistencia excita ferozmente la imaginación como el olor de la sangre el deseo de caza».¿De dónde proviene esa irritación, esa impaciencia y esa «crueldad enfermiza» ¿Es quizá que el «poderoso» ya no está tan seguro de su superioridad ¿No se sentirá el «poderoso», ese que está segurp de la verdad y de su capacidad para encontrarla en todas las circunstancias, amenazado por la estupidez No puede ser casualidad que toda la gran literatura haya sentido siempre una fascinación especial por lo grotesco, lo idiota o lo estúpido en el sentido más extremo de la palabra. Pero la estupidez también puede enfadar. Al ser precisamente la expresión de la ignorancia y la inmadurez, despierta impaciencia en aquellos que tienen una completa y libre disposición sobre su capacidad de juicio. De hecho, determinadas formas de estupidez, en tanto que no están al servicio de la superioridad y del juicio de los «poderosos» (Musil), ya no se experimentan como divertidas, sino como expresión de insolencia, impertinencia, grosería, etc. Los propios estúpidos se encuentran indefensos, y a menudo son objeto de todo tipo de groserías. El autor escribe que «su evidente falta de resistencia excita ferozmente la imaginación como el olor de la sangre el deseo de caza».¿De dónde proviene esa irritación, esa impaciencia y esa «crueldad enfermiza» ¿Es quizá que el «poderoso» ya no está tan seguro de su superioridad ¿No se sentirá el «poderoso», ese que está segurp de la verdad y de su capacidad para encontrarla en todas las circunstancias, amenazado por la estupidez No puede ser casualidad que toda la gran literatura haya sentido siempre una fascinación especial por lo grotesco, lo idiota o lo estúpido en el sentido más extremo de la palabra. ¿De dónde proviene esa irritación, esa impaciencia y esa «crueldad enfermiza» ¿Es quizá que el «poderoso» ya no está tan seguro de su superioridad ¿No se sentirá el «poderoso», ese que está segurp de la verdad y de su capacidad para encontrarla en todas las circunstancias, amenazado por la estupidez No puede ser casualidad que toda la gran literatura haya sentido siempre una fascinación especial por lo grotesco, lo idiota o lo estúpido en el sentido más extremo de la palabra. Más información

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    Calle de dirección única

    Calle de dirección única

    Sin existencias

    COP $ 64.000
    Este libro, acabado en septiembre de 1926, se publicó por primera vez en Alemania en enero de 1928. La idea de reunir en libro los aforismos que iba entonces escribiendo se le ocurrió a Benjamin a finales de 1924. Sus principales temas son tres: la catastrófica situación económica de Alemania en aquella época, la rememoración de la infancia y, por último, la ciudad de París, la capital del siglo XIX. El segundo de estos temas daría lugar más adelante al libro titulado Infancia en Berlín hacia el mil novecientos, mientras que el tercero prosiguió en el proyecto Pasajes. El libro que ahora presentamos posee una estructura peculiar: inspirándose en la calle principal de Vicenza (el monumental Corso Palladio), Benjamin da a cada uno de los textos un título que bien podría ser el de una placa o un cartel de cualquier calle; incluso el propio título general del libro es ya el de una señal de tráfico (otro de los títulos proyectados por Benjamin era Calle cortada). Benjamin explicó a Scholem en una carta que el resultado era «una calle que abre una perspectiva de profundidad tan repentina (y no lo digo en sentido metafórico) como el Corso Palladio de Vicenza». Y a Hofmannstahl le presentó el objetivo del libro de la forma siguiente: «Captar la actualidad como reverso de lo eterno en la historia y así tomar la impronta de lado oculto que esconde la medalla».El libro que ahora presentamos posee una estructura peculiar: inspirándose en la calle principal de Vicenza (el monumental Corso Palladio), Benjamin da a cada uno de los textos un título que bien podría ser el de una placa o un cartel de cualquier calle; incluso el propio título general del libro es ya el de una señal de tráfico (otro de los títulos proyectados por Benjamin era Calle cortada). Benjamin explicó a Scholem en una carta que el resultado era «una calle que abre una perspectiva de profundidad tan repentina (y no lo digo en sentido metafórico) como el Corso Palladio de Vicenza». Y a Hofmannstahl le presentó el objetivo del libro de la forma siguiente: «Captar la actualidad como reverso de lo eterno en la historia y así tomar la impronta de lado oculto que esconde la medalla». Más información

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    Sueños

    Sueños

    Sin existencias

    COP $ 76.000
    Bajo el título de Sueños se reúnen aquí por primera vez en un único volumen relatos de sueños y reflexiones teóricas sobre éstos publicados en vida de Benjamin o presentes en su legado. El libro pone a la vista un aspecto de su obra que hasta ahora ha merecido escasa atención pero que resulta de capital importancia para su escritura y su pensamiento. La primera parte, «Anotaciones de sueños», ofrece, en un conjunto accesible y cronológicamente ordenado, las anotaciones que Benjamin realizó de sus propios sueños, algunas de las cuales forman parte del material manuscrito no publicado hasta ahora. La segunda parte, «Sobre la percepción onírica. Sueño y despertar», contiene sus reflexiones teóricas sobre los sueños, que van desde los aforismos breves, pasando por consideraciones sobre la literatura onírica y el carácter histórico de los sueños, hasta la concepción política del «colectivo onírico» y su despertar.Walter Benjamin, nacido el 15 de julio de 1892, estudió Filosofía en Friburgo, Berlín, Munich y Berna, y tras doctorarse vivió como escritor y traductor independiente en Berlín. En 1933 emigró a Francia y se convirtió en miembro del Instituto de Investigación Social, trasladado primero a Ginebra y luego a Nueva York. El 27 de septiembre de 1940, huyendo de las tropas alemanas, se quitó la vida en la frontera española de Port Bou. Abada Editores está publicando su Obra en 11 Volúmenes.Walter Benjamin, nacido el 15 de julio de 1892, estudió Filosofía en Friburgo, Berlín, Munich y Berna, y tras doctorarse vivió como escritor y traductor independiente en Berlín. En 1933 emigró a Francia y se convirtió en miembro del Instituto de Investigación Social, trasladado primero a Ginebra y luego a Nueva York. El 27 de septiembre de 1940, huyendo de las tropas alemanas, se quitó la vida en la frontera española de Port Bou. Abada Editores está publicando su Obra en 11 Volúmenes. Más información

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    El origen del Trauerspiel alemán

    El origen del Trauerspiel alemán

    Sin existencias

    COP $ 75.000
    Concebido en 1916, redactado en 1925 y publicado en 1928, se trata del trabajo que Benjamin presentó como tesis de habilitación en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Frankfurt, que lo rechazaría. Más allá del análisis estrictamente literario y del estudio de la historia y naturaleza del drama barroco, El origen del Trauerspiel alemán es también un ensayo de estética, filosofía de la historia y teoría del conocimiento. Lo que se aplica a aquel género literario (donde la vida se juzga desde la muerte, de modo que «desde el punto de vista de la muerte, la vida es producción de cadáveres») lo extiende Benjamin a la historia en su totalidad: ésta no es así más que un lugar de escombros, de ruinas, los restos del derrumbe de la razón objetiva en una secuencia que, desde la perspectiva crítica del siglo XX, está huera de sentido.La revalorización, practicada por Benjamin, de la alegoría como posibilidad legítima de la expresión literaria significa el fin de la época clásica, en la que la obra autónoma gozaba de una preeminencia absoluta, y corresponde en cambio exactamente en la forma al desarrollo discontinuo de la historia. Ya no cabe un relato absoluto de la misma, sino la imposición a duras penas de cohesiones subjetivas a las estructuras discontinuas de la realidad.La revalorización, practicada por Benjamin, de la alegoría como posibilidad legítima de la expresión literaria significa el fin de la época clásica, en la que la obra autónoma gozaba de una preeminencia absoluta, y corresponde en cambio exactamente en la forma al desarrollo discontinuo de la historia. Ya no cabe un relato absoluto de la misma, sino la imposición a duras penas de cohesiones subjetivas a las estructuras discontinuas de la realidad. Más información