Arte, Arquitectura, Diseño

  1. Factografía.Vanguardia y comunicación de m...

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    Cuando los artistas soviéticos utilizaron el término factografía,estaban inaugurando algo más que uno de sus muchos neologismos.Se referían con esa palabra a una nueva fórmula de la vanguardia de izquierda con la que intentaban hacer del arte una herramienta capaz de transformar las conciencias.Lo harían a través de un uso estratégico y revolucionario de la prensa,el fotomontaje,el cine y las exposiciones,y con ello estaban descubriendo el poder inédito de los medios para contar historias como si fueran reales.Aquella empresa realizaba la pretensión de Stalin de que los artistas fueran los ingenieros del alma,pero además sus consecuencias han configurado nuestra manera de ver el mundo.La herencia de la factografía en el arte y la política confirma que no se trata sólo de una categoría estética capaz de explicar el devenir del arte en el siglo XX,sino que nos muestra también cómo construimos nuestros relatos mediáticos en la actualidad.
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  2. Terror tras la postmodernidad

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    Los atentados artesanales y los bombardeos sofisticadamente electrónicos han sido mucho más eficaces y persuasivos que las consejas intelectuales para acabar de despertar de su sueño dogmático a la gente de la filosofía y del arte. Era el sueño (para algunos, un mal sueño) de la postmodernidad: esa extraña época que pretendía haber puesto punto final a todas las épocas, entre la arrogancia y las pietas, a base de acoger en su vasto seno estilos heteróclitos, construcciones sociales de la realidad o alegres proclamas de : apogeo planetario del , mientras buena parte del arte (o de sus restos) se dedicaba apaciguar una mala conciencia acumulativa transformando en horror listo para el consumo (que también y hoteles de diseño pertenece a su manera a la hinchada burbuja) el terror ante lo brotado de la tierra y a ella apegado. La banalidad chillona del arte posthistórico, postindustrial y postrimero de sí mismo. Ahora, el retorno del terror (del cual el terrorismo es sólo uno el más agresivo de los fenómenos que ascienden del Fondo-Fundamental) coloca al arte ante la difícil situación de intentar de nuevo la representación de lo irrepresentable. Pero ya no por sublime, sino por siniestro: por inhóspito. Volvemos a estar a la interperie (salvo los atentos a la Pantalla) We won: apogeo planetario del , mientras buena parte del arte (o de sus restos) se dedicaba apaciguar una mala conciencia acumulativa transformando en horror listo para el consumo (que también y hoteles de diseño pertenece a su manera a la hinchada burbuja) el terror ante lo brotado de la tierra y a ella apegado. La banalidad chillona del arte posthistórico, postindustrial y postrimero de sí mismo. Ahora, el retorno del terror (del cual el terrorismo es sólo uno el más agresivo de los fenómenos que ascienden del Fondo-Fundamental) coloca al arte ante la difícil situación de intentar de nuevo la representación de lo irrepresentable. Pero ya no por sublime, sino por siniestro: por inhóspito. Volvemos a estar a la interperie (salvo los atentos a la Pantalla) american way of life, mientras buena parte del arte (o de sus restos) se dedicaba apaciguar una mala conciencia acumulativa transformando en horror listo para el consumo (que también y hoteles de diseño pertenece a su manera a la hinchada burbuja) el terror ante lo brotado de la tierra y a ella apegado. La banalidad chillona del arte posthistórico, postindustrial y postrimero de sí mismo. Ahora, el retorno del terror (del cual el terrorismo es sólo uno el más agresivo de los fenómenos que ascienden del Fondo-Fundamental) coloca al arte ante la difícil situación de intentar de nuevo la representación de lo irrepresentable. Pero ya no por sublime, sino por siniestro: por inhóspito. Volvemos a estar a la interperie (salvo los atentos a la Pantalla) puppies, malls y hoteles de diseño pertenece a su manera a la hinchada burbuja) el terror ante lo brotado de la tierra y a ella apegado. La banalidad chillona del arte posthistórico, postindustrial y postrimero de sí mismo. Ahora, el retorno del terror (del cual el terrorismo es sólo uno el más agresivo de los fenómenos que ascienden del Fondo-Fundamental) coloca al arte ante la difícil situación de intentar de nuevo la representación de lo irrepresentable. Pero ya no por sublime, sino por siniestro: por inhóspito. Volvemos a estar a la interperie (salvo los atentos a la Pantalla) Más información
  3. El arte, el terror y la muerte

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    ¿Se puede representar el terror Pero, ¿y si el terror surgeira precisamente de la propia reiteración de la representación, aquella a la que se reduce modernamente la subjetividad En tal caso, el terror y la subjetividad constituirían las dos caras de un mismo fenómeno que transforma a su vez el arte: de la presencia singular de la cosa que ha de ser recogida en una mirada a la repetición infinita de la mirada que ya no puede captarse más que a sí misma. Pero esa repetición de la mirada, procedente de la transformación de la pintura entre J. L. David y T. Géricault, sólo es posible como elusión de la muerte, esto es, como su elevación a pura trivialidad, tal como acontece en la pintura-fotografía de A. Warhol. Frente al terror y la totalidad de su representación subjetiva, la finitud de la muerte, pensada por Heidegger y dibujada tal vez por Van Gogh, continúa apareciendo como la señal oculta del arte: aquella que lo devuelve a un inalcanzable más allá de la representación. Más información