Profesionales y Técnicos

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    Autocensura y compromiso en el pensamiento político de Kant

    Autocensura y compromiso en el pensamiento po...

    Sin existencias

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    Los que provocan sufrimientos, los que provocan la perpetuación de sufrimiento sin nombre para la humanidad, son precisamente los pragmáticos, los políticos e ideólogos sin principios. No es necesario dejarse engañar por la terminología abstracta en el debate que estamos examinando: en apariencia se trata de elegir entre el imperativo dictado por la razón, por una parte, y las reglas de la prudencia, por la otra.Pero en realidad se trata de elegir entre revolución y contrarrevolución. Seguir el imperativo de la razón significa darle la vuelta a las relaciones políticas que no se corresponden con la dignidad del hombre y el derecho natural; seguir las reglas de la prudencia significa comprender las razones del statu quo, o por lo menos tolerarlo, y evitar los sacrificios y victimas que inevitablemente trae consigo todo cambio radical.Pero en realidad se trata de elegir entre revolución y contrarrevolución. Seguir el imperativo de la razón significa darle la vuelta a las relaciones políticas que no se corresponden con la dignidad del hombre y el derecho natural; seguir las reglas de la prudencia significa comprender las razones del statu quo, o por lo menos tolerarlo, y evitar los sacrificios y victimas que inevitablemente trae consigo todo cambio radical. Más información

  2. Lento presente. Sintomatología del nuevo tie...

    COP $ 97.000
    En Lento presente Hans Ulrich Gumbrecht pincela con su prosa sin par que huye por igual de la afectación como de la pesantez, muy manidas formas de oscurantismo filosófico, cuando no de mera superficialidad los trazos de un tiempo, el nuestro, expurgado de ciertas notas modernas, entre ellas: la satisfecha percepción de que todo está cambiando en un proceso que se acelera en cada paso hacia delante. Desguarnecidos del futuro, en cierto modo desesperanzado (otra vez), tampoco su reverso resiste el embate, y no hay nostalgia ni duelo, no hay acedia que exprese la percepción contraria de que se ha perdido un origen por definición irrecuperable. Y sin embargo hay, claro que hay, en nuestro tiempo retratado: un presente que se dilata y que se extiende para no ser ya vicario de otros, un presente en el que tal vez quepa el cuerpo a cuerpo con materialidades que en su cercanía alejen de una vez esas expectativas, muy rigurosamente definidas, que luego resultaron tan dañinas.Desguarnecidos del futuro, en cierto modo desesperanzado (otra vez), tampoco su reverso resiste el embate, y no hay nostalgia ni duelo, no hay acedia que exprese la percepción contraria de que se ha perdido un origen por definición irrecuperable. Y sin embargo hay, claro que hay, en nuestro tiempo retratado: un presente que se dilata y que se extiende para no ser ya vicario de otros, un presente en el que tal vez quepa el cuerpo a cuerpo con materialidades que en su cercanía alejen de una vez esas expectativas, muy rigurosamente definidas, que luego resultaron tan dañinas. Más información