Desde sectores eclesiásticos y políticos, pasando por anuncios publicitarios hasta sesudos análisis de supuestos intelectuales autoproclamados \'filósofos\', todo el mundo hoy se empeña en decirse \'humanista\' -hasta las guerras son \'humanitarias\'-. Así, mientras en el bachillerato y la universidad se rebajan y aguan los estudios clásicos y ya muy pocos leen la cultura grecolatina -y menos en sus fuentes-, se crea una flamante \'especialidad general\', denominada \'Humanidades\', un popurri que amenaza con acabar con las distintas carreras de Letras.
Entre tanto, universidades dela Iglesia que proclaman servir al \'Humanismo Cristiano\' imparten enseñanzas de gestión y dirección de empresas o de informática o ingeniería, arrumbando los estudios generales o \'reciclando\' la Filosofía bajo el rótulo de \'Filosofía de la Empresa\'. Y poderosas multinacionales de la cultura afirman que se ha llegado al final de los tiempos al haber logrado conciliar las confesiones cristianas con asociaciones éticas laicas no menos multiformes, creando una religiosidad sin dogmas ni trascendencia al servicio del \'Pueblo\'. Dé este modo, el \'Hombre\' y la \'Humanidad\' nunca han estado tan de moda, mientras se pisotea la raíz de lo humano y se destruyen pueblos, culturas e historia.
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