Libros

  1. Solicitar

    ¿Cómo leer El Capital de Marx? Indicaciones de lectura y comentario del comienzo de El Capital

    ¿Cómo leer El Capital de Marx? Indicaciones...

    Sin existencias

    COP $ 101.000
    La edición de ¿Cómo leer El Capital de Marx refuerza y le da fuste a la notable dosis de aire fresco que para los estudios marxianos en español supuso la presentación, en esta misma serie, de la obra de Michael Heinrich. Si con la Crítica de la economía política ya se puso de manifiesto que es posible adentrarse en la obra de Marx sin anteojos ideológicos, desde el ninguneado plano de la sola teoría al revés de los patrones marxistas al uso, que corroboran todo lo que ya se sabía o más bien se presuponía sobre los mercados financieros o la maldad planetaria que cada década se lleve la palma, en el comentario que ahora ofrecemos el análisis teórico, desencarnado, que pregunta antes de dar nada por sentado, es si cabe más desnudo. Y así nos encontramos con que el modesto pero laborioso trabajo de leer El Capital palabra por palabra, en el cuerpo a cuerpo, se revela como camino fructuoso para desentrañar y esclarecer las profundas estructuras conceptuales que reverberan en el texto. Y solo después será día de postular revoluciones, predecir apocalipsis, o tal vez de contemplar entre lúcidos y desencantados cómo la araña devora a sus presas.Y así nos encontramos con que el modesto pero laborioso trabajo de leer El Capital palabra por palabra, en el cuerpo a cuerpo, se revela como camino fructuoso para desentrañar y esclarecer las profundas estructuras conceptuales que reverberan en el texto. Y solo después será día de postular revoluciones, predecir apocalipsis, o tal vez de contemplar entre lúcidos y desencantados cómo la araña devora a sus presas. Más información

  2. Solicitar

    Autocensura y compromiso en el pensamiento político de Kant

    Autocensura y compromiso en el pensamiento po...

    Sin existencias

    COP $ 101.000
    Los que provocan sufrimientos, los que provocan la perpetuación de sufrimiento sin nombre para la humanidad, son precisamente los pragmáticos, los políticos e ideólogos sin principios. No es necesario dejarse engañar por la terminología abstracta en el debate que estamos examinando: en apariencia se trata de elegir entre el imperativo dictado por la razón, por una parte, y las reglas de la prudencia, por la otra.Pero en realidad se trata de elegir entre revolución y contrarrevolución. Seguir el imperativo de la razón significa darle la vuelta a las relaciones políticas que no se corresponden con la dignidad del hombre y el derecho natural; seguir las reglas de la prudencia significa comprender las razones del statu quo, o por lo menos tolerarlo, y evitar los sacrificios y victimas que inevitablemente trae consigo todo cambio radical.Pero en realidad se trata de elegir entre revolución y contrarrevolución. Seguir el imperativo de la razón significa darle la vuelta a las relaciones políticas que no se corresponden con la dignidad del hombre y el derecho natural; seguir las reglas de la prudencia significa comprender las razones del statu quo, o por lo menos tolerarlo, y evitar los sacrificios y victimas que inevitablemente trae consigo todo cambio radical. Más información

  3. Lento presente. Sintomatología del nuevo tie...

    COP $ 97.000
    En Lento presente Hans Ulrich Gumbrecht pincela con su prosa sin par que huye por igual de la afectación como de la pesantez, muy manidas formas de oscurantismo filosófico, cuando no de mera superficialidad los trazos de un tiempo, el nuestro, expurgado de ciertas notas modernas, entre ellas: la satisfecha percepción de que todo está cambiando en un proceso que se acelera en cada paso hacia delante. Desguarnecidos del futuro, en cierto modo desesperanzado (otra vez), tampoco su reverso resiste el embate, y no hay nostalgia ni duelo, no hay acedia que exprese la percepción contraria de que se ha perdido un origen por definición irrecuperable. Y sin embargo hay, claro que hay, en nuestro tiempo retratado: un presente que se dilata y que se extiende para no ser ya vicario de otros, un presente en el que tal vez quepa el cuerpo a cuerpo con materialidades que en su cercanía alejen de una vez esas expectativas, muy rigurosamente definidas, que luego resultaron tan dañinas.Desguarnecidos del futuro, en cierto modo desesperanzado (otra vez), tampoco su reverso resiste el embate, y no hay nostalgia ni duelo, no hay acedia que exprese la percepción contraria de que se ha perdido un origen por definición irrecuperable. Y sin embargo hay, claro que hay, en nuestro tiempo retratado: un presente que se dilata y que se extiende para no ser ya vicario de otros, un presente en el que tal vez quepa el cuerpo a cuerpo con materialidades que en su cercanía alejen de una vez esas expectativas, muy rigurosamente definidas, que luego resultaron tan dañinas. Más información