Ciencias Sociales

  1. Sartre contra Sartre

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    La figura de Sartre nunca ha dejado de suscitar polémicas y su muerte tampoco sirvió para volver a la calma ya que es el intelectual francés más estudiado del siglo XX. El pensamiento de Sartre se propone como un proyecto que, sin renunciar a la universalidad, permanece fuertemente anclado a lo singular. Esta peculiaridad, presente en todos sus escritos, señala un itinerario que va de la filosofía a la narrativa pasando por la política, el teatro, la crítica literaria, el cine, el arte. En cada ocasión, la particularidad específica del trabajo está cargada de una pluralidad de indicios.Este conjunto de artículos trabaja en esa brecha. Piensa contra la estela de lo pensado y reconoce su estilo que mediante la rebelión atenta contra la integridad del pensamiento totalizador. No es un texto sobre Sartre. No aclara, explica, ni divulga. Aquí la filosofía se instituye como tarea crítica. Se lo demuestra en forma de ensayos alrededor de los modos en que Sartre apuntó, por ejemplo, a la conciencia y su modo intencional, esa proyección hacia el futuro que desemboca en la consideración de que el ser tiene como único fundamento la libertad. O ese deseo que implica el movimiento de la mala fe y la dimensión de responsabilidad que implica el ser para otros de la conciencia.Pero también se trata de hoy en la Argentina, luego de entrados en el tercer milenio, cuando retomar la palabra sartreana es antes que nada no temer a alguien que provoca escribiendo sobre un marginal a quien llama Mártir Jean Genet y proclamando que la verdad del mundo sólo es vista por los excluidos de él. Precisamente eso es lo que el texto produce como efecto. Lo que lo hace. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio.Este conjunto de artículos trabaja en esa brecha. Piensa contra la estela de lo pensado y reconoce su estilo que mediante la rebelión atenta contra la integridad del pensamiento totalizador. No es un texto sobre Sartre. No aclara, explica, ni divulga. Aquí la filosofía se instituye como tarea crítica. Se lo demuestra en forma de ensayos alrededor de los modos en que Sartre apuntó, por ejemplo, a la conciencia y su modo intencional, esa proyección hacia el futuro que desemboca en la consideración de que el ser tiene como único fundamento la libertad. O ese deseo que implica el movimiento de la mala fe y la dimensión de responsabilidad que implica el ser para otros de la conciencia.Pero también se trata de hoy en la Argentina, luego de entrados en el tercer milenio, cuando retomar la palabra sartreana es antes que nada no temer a alguien que provoca escribiendo sobre un marginal a quien llama Mártir Jean Genet y proclamando que la verdad del mundo sólo es vista por los excluidos de él. Precisamente eso es lo que el texto produce como efecto. Lo que lo hace. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio.Pero también se trata de hoy en la Argentina, luego de entrados en el tercer milenio, cuando retomar la palabra sartreana es antes que nada no temer a alguien que provoca escribiendo sobre un marginal a quien llama Mártir Jean Genet y proclamando que la verdad del mundo sólo es vista por los excluidos de él. Precisamente eso es lo que el texto produce como efecto. Lo que lo hace. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio. Un conjunto de interrogaciones no complacientes, no exegéticas sino indagatorias de lo que puede significar hoy para todos el que Sartre haya propuesto una identidad ontológica entre el individuo y la historia. Lecturas que reorganizan las imágenes de Sartre, por ejemplo, aquella de la prevaloración de la conciencia que condujo a discutir con LeviStrauss, y que marcaron a Foucault y a toda una generación que, reivindicándolo como maestro o amo, trajeron a el medio la urgencia de salir de la conciencia y de su supuesto principio de realidad. El esfuerzo de olvidar a Sartre, dejó muy en carne viva la conciencia sartreana y su denuncia de la capacidad nihilizadora del ser.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio.Por esta razón, cada texto de este libro que toma un hilo y se deja conducir por él, alude no sólo a la actualidad de Sartre, sino a lo actual de la realidad política, a la biografía de este tiempo, en el que subjetividad no se puede construir en exterioridades, a la manera del en si, por una sucesión de economías sino que reclama un espacio. Más información