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Confesiones y memorias
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COP $ 57.000En 1854, postrado y enfermo de esclerosis múltiple en París, Heinrich Heine se quejaba de ser una víctima él, que toda la vida había presumido de ser un hombre de humor de las «bromas» superiores y «espantosamente horribles» de Dios. El humor y la reconciliación con la vida presiden, sin embargo, las Confesiones que escribió en ese estado y donde, a diferencia del «vanidoso gruñón» de Rousseau, se propuso ofrecer un esbozo de su personalidad «de la forma más crítica posible». El mítico Heine socialista, hegeliano, helénico y ateo se baja aquí de su pedestal, niega que Alemania sea ese «nebuloso país de genios» en el que creía madame de Staël, y, tras sucesivas y sarcásticas abjuraciones, se encuentra arrodillado con sorpresa «en el mismo punto en que se encuentra también el tío Tom, en el de la Biblia». El otro texto autobiográfico que compone este volumen es lo que queda de unas Memorias a las que su autor estuvo dando vueltas muchos años y que sólo se publicarían póstumamente en 1884: un sereno, aunque a menudo hilarante, recuerdo de su infancia y adolescencia, del que surge un excepcional retrato familiar. Destacan en él las peculiaridades de una familia judía asimilada con éxito, las labores sociales de un padre caritativo, un ameno catálogo de hechicerías y la agitada historia de sus primeros amores con Sefita, hija, sobrina y nieta de verdugos.El mítico Heine socialista, hegeliano, helénico y ateo se baja aquí de su pedestal, niega que Alemania sea ese «nebuloso país de genios» en el que creía madame de Staël, y, tras sucesivas y sarcásticas abjuraciones, se encuentra arrodillado con sorpresa «en el mismo punto en que se encuentra también el tío Tom, en el de la Biblia». El otro texto autobiográfico que compone este volumen es lo que queda de unas Memorias a las que su autor estuvo dando vueltas muchos años y que sólo se publicarían póstumamente en 1884: un sereno, aunque a menudo hilarante, recuerdo de su infancia y adolescencia, del que surge un excepcional retrato familiar. Destacan en él las peculiaridades de una familia judía asimilada con éxito, las labores sociales de un padre caritativo, un ameno catálogo de hechicerías y la agitada historia de sus primeros amores con Sefita, hija, sobrina y nieta de verdugos.El otro texto autobiográfico que compone este volumen es lo que queda de unas Memorias a las que su autor estuvo dando vueltas muchos años y que sólo se publicarían póstumamente en 1884: un sereno, aunque a menudo hilarante, recuerdo de su infancia y adolescencia, del que surge un excepcional retrato familiar. Destacan en él las peculiaridades de una familia judía asimilada con éxito, las labores sociales de un padre caritativo, un ameno catálogo de hechicerías y la agitada historia de sus primeros amores con Sefita, hija, sobrina y nieta de verdugos. Más informaciónCrónica de un drama familiar
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COP $ 62.000«No cabe duda de que el hombre que ha sufrido mucho resiste mejor, pero sólo porque su alma está abatida, debilitada.» ¿Cuánto puede, en realidad, sufrir alguien ¿Cuál es el precio de la resistencia En apenas cuatro años, y después del fracaso de las revoluciones de 1848, que le hizo pensar que la Historia le había engañado, Aleksandr I. Herzen hubo de ver cómo también su mundo privado y familiar se desmoronaba: la tormentosa relación de su esposa Natalie con el poeta alemán Georg Herwegh puso en peligro su matrimonio y, aunque superada, dejó sin embargo un grotesco rastro de mezquindades, humillaciones y duelos frustrados; su madre y uno de sus hijos murieron en un naufragio; también Natalie fallecía poco después. Al cabo de seis años, en1858, una vez «consumido el deseo de venganza», templado «con un prolongado e ininterrumpido análisis», Herzen se dispuso a escribir «un documento de patología psíquica» que prefigura a Dostoievski y cuyas páginas, según Turguéniev, aún «ardían y quemaban». Crónica de un drama Familiar fue concebida para formar parte de su monumental autobiografía Pasado y pensamientos, pero Herzen no quiso publicarla en vida y el texto no apareció hasta 1917. Desde entonces es un clásico de la literatura de la intimidad, el grave testimonio de un escritor aquejado de «la enfermedad de la verdad».¿Cuánto puede, en realidad, sufrir alguien ¿Cuál es el precio de la resistencia En apenas cuatro años, y después del fracaso de las revoluciones de 1848, que le hizo pensar que la Historia le había engañado, Aleksandr I. Herzen hubo de ver cómo también su mundo privado y familiar se desmoronaba: la tormentosa relación de su esposa Natalie con el poeta alemán Georg Herwegh puso en peligro su matrimonio y, aunque superada, dejó sin embargo un grotesco rastro de mezquindades, humillaciones y duelos frustrados; su madre y uno de sus hijos murieron en un naufragio; también Natalie fallecía poco después. Al cabo de seis años, en1858, una vez «consumido el deseo de venganza», templado «con un prolongado e ininterrumpido análisis», Herzen se dispuso a escribir «un documento de patología psíquica» que prefigura a Dostoievski y cuyas páginas, según Turguéniev, aún «ardían y quemaban». Crónica de un drama Familiar fue concebida para formar parte de su monumental autobiografía Pasado y pensamientos, pero Herzen no quiso publicarla en vida y el texto no apareció hasta 1917. Desde entonces es un clásico de la literatura de la intimidad, el grave testimonio de un escritor aquejado de «la enfermedad de la verdad».Crónica de un drama Familiar fue concebida para formar parte de su monumental autobiografía Pasado y pensamientos, pero Herzen no quiso publicarla en vida y el texto no apareció hasta 1917. Desde entonces es un clásico de la literatura de la intimidad, el grave testimonio de un escritor aquejado de «la enfermedad de la verdad». Más información