
Alba Editorial
.Paludes
Sin existencias
COP $ 59.000El narrador de Paludes (1895) lleva un diario para consignar cuanto ha hecho y una agenda para someterse a la disciplina de lo que debe hacer; entre una cosa y otra escribe un libro, titulado Paludes, cuyo héroe, el Títiro de las Bucólicas, vive en una apartada y serena ociosidad. Paludes es el territorio del tiempo perdido, de la inactividad gozosa, pero también del paludismo, de la enfermedad; y su creador se debate, al contrario que su héroe, entre las incitaciones y las paradojas de una vida dirigida a lo imprevisto, o de otra definida por la monotonía y la repetición... que acaso puedan ser la misma. Frente a él, un círculo bullicioso de confidentes, padres de familia, literatos, cazadores de panteras y socios de cuatro compañías industriales forma el contrapunto de su soledad y sus desvelos. Vista en su día como un roman à clef sobre la sociedad literaria del momento, deliberadamente ajena a las corrientes del naturalismo y el simbolismo, esta temprana obra de André Gide ya fue saludada por J.-K. Huysmanns como un signo de crisis en la estética de la novela: a partir de ella, dijo, «está todo por hacer». El mismo Gide confesaría, al releerla en 1932, haberse sentido épaté. Hoy R. Barthes ha destacado su absoluta «modernidad», y en pleno fervor de la metaliteratura, tiene un valor de precedente sólido e innegable.Frente a él, un círculo bullicioso de confidentes, padres de familia, literatos, cazadores de panteras y socios de cuatro compañías industriales forma el contrapunto de su soledad y sus desvelos. Vista en su día como un roman à clef sobre la sociedad literaria del momento, deliberadamente ajena a las corrientes del naturalismo y el simbolismo, esta temprana obra de André Gide ya fue saludada por J.-K. Huysmanns como un signo de crisis en la estética de la novela: a partir de ella, dijo, «está todo por hacer». El mismo Gide confesaría, al releerla en 1932, haberse sentido épaté. Hoy R. Barthes ha destacado su absoluta «modernidad», y en pleno fervor de la metaliteratura, tiene un valor de precedente sólido e innegable. Más informaciónUna historia corriente
Sin existencias
COP $ 107.000Aleksandr, un joven idealista y cultivado, inclinado a las «efusiones sinceras» y a las «señales tangibles» del amor y la amistad, decide dejar su aldea y probar fortuna en San Petersburgo. Allí vive un tío suyo, Piotr, copropietario de una fábrica y funcionario de altos vuelos, un hombre pragmático con cierta tendencia al «análisis implacable» ya encontrarlo todo «ridículo», que se presta de mala gana a tutelar la «sed de actividades nobles» de su sobrino. Las dosis de «sangre fría, paciencia y habilidad» que intenta inculcarle caen en principio en saco roto; pero de la confrontación, tan desigual, entre los personajes acaba derivándose no sólo la lenta pero previsible destrucción de las ilusiones románticas, sino la revelación inesperada de los tristes efectos de un «método» confiado al cálculo y a la frialdad. Acaba imponiéndose, en fin, con todas sus imponderables marañas, la vida. Una historia corriente (1847) fue la primera novela de Goncharov, y fue saludada como la introducción del realismo en las letras rusas. Pero no hay sólo realismo en esta pieza maestra de vibrante y sonora dialéctica, sino una penetración, un humor y una sutileza que parecen abarcar lo inabarcable, y donde se reconoce sin esfuerzo el inefable talento del celebrado autor de Oblómov. Más informaciónLa otra casa
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COP $ 88.000Una esposa enferma, su más Íntima amiga y una joven vecina ocasional forman parte del círculo que rodea al banquero Tony Bream cuando, in extremis, se ve obligado a pronunciar un juramento difícil de aceptar y de cumplir. En virtud de éste, no sólo su futuro queda hipotecado, sino también el de otras personas que quizá desearían no verlo tan comprometido y cuyos actos desembocan, en medio de una densa atmósfera de culpabilidad colectiva, «en una serie de acontecimientos oscuros e infelices... en sufrimientos, peligro y muerte». Esta obra fue la primera novela que escribió Henry James después de sus infortunados años dedicados al teatro, y de hecho parte de un guión para una obra dramática. Es una de sus piezas menos conocidas, y en muchos sentidos extraordinaria, «un estallido de rabia primitiva que parece irracional e incontrolado», según su biógrafo Leon Edel, pero que el escritor consideraría hasta el fin de su carrera «un precedente, una lucecita divina que alumbra mi paso». En esta historia escalofriante de abismos abiertos bajo la delicadeza de las formas, se cumple una técnica que el mismo texto anuncia: Lo cierto es que los elementos del drama surgen cuando se comprimen con fuerza y, en algunas circunstancias, parecen invitar más al microscopio que a los gemelos del teatro».Esta obra fue la primera novela que escribió Henry James después de sus infortunados años dedicados al teatro, y de hecho parte de un guión para una obra dramática. Es una de sus piezas menos conocidas, y en muchos sentidos extraordinaria, «un estallido de rabia primitiva que parece irracional e incontrolado», según su biógrafo Leon Edel, pero que el escritor consideraría hasta el fin de su carrera «un precedente, una lucecita divina que alumbra mi paso». En esta historia escalofriante de abismos abiertos bajo la delicadeza de las formas, se cumple una técnica que el mismo texto anuncia: Lo cierto es que los elementos del drama surgen cuando se comprimen con fuerza y, en algunas circunstancias, parecen invitar más al microscopio que a los gemelos del teatro». Más información